Haya de la Torre

Por: Renato Bautista – El Montonero

Víctor Raúl Haya de la Torre, el político más preclaro de la historia peruana del siglo XX, nació el 22 de febrero de 1895. Por consiguiente, deseo hacer unas sinceras reflexiones sobre su interesante vida política, que debe ser analizada sin pasiones políticas porque Haya de la Torre es patrimonio de la democracia peruana. Por eso, haré breves citados de sus obras completas que demuestran la claridad y evolución de su pensamiento político:

“El marxismo también tiene su razón de ser histórica y no puede avanzar más lejos del límite de los descubrimientos y conclusiones científicas de su tiempo, y no siendo profecía, sino ciencia, el marxismo no puede tampoco congelarse” (Obras Completas, tomo VI, página 180).

Indudablemente, si los comunistas entendieran que su credo político representaba un determinado análisis de un determinado contexto político dejarían de ser marxistas en ese mismo momento.

“El aprismo no es un dogmatismo cerrado o arbitrario sino una línea de acción hacia el infinito” (Obras Completas, tomo VII, página 205).

El aprismo es una ideología que está en constante evolución, en la medida que la sociedad peruana evolucione tanto por los desarrollos tecnológicos como por las peculiaridades de nuestra sociedad.

“Si descubrimos la posibilidad de equilibrar las dos fuerzas para compensar estas dos leyes, entonces nosotros podremos vivir una buena relación con el capital extranjero un elemento cooperante para el desarrollo económico nacional”. (Obras Completas, tomo V, página 375).

“…y a pesar de ser antiimperialistas en el sentido de vigilar los aspectos opresivos que el imperialismo trae consigo, no somos anticapitalistas en cuanto al beneficio civilizador que el capitalismo trae a los países atrasados” (Obras Completas, tomo V, página 60).

Indudablemente, se debe saber tratar al capital extranjero porque genera más puestos de trabajo formal y trae tecnología que no contamos. Espantar el capital extranjero, a la larga, generaría pobreza para la clase media peruana.

“…en el Perú no se trata de quitar la riqueza al que la tiene sino de crear riqueza para el que no la tiene” (Obras Completas, tomo V, página 146).

Haya de la Torre dio un enorme ejemplo sobre una cruda verdad. El asunto no es confiscar la riqueza sino crearla; y eso demuestra que Haya de la Torre nunca fue tentado a ser un demagogo, como los que gobiernan actualmente el Perú, que mal creen que la riqueza se construye por decreto supremo y que se debe implementar el “plan” de venganza política a todos los que no pensamos como ellos.

Cerrando la reflexión sobre textos puntuales citados de las Obras Completas de Haya de la Torre, otro aspecto importante de él es que jamás tentó hacer un Frente Popular (al estilo español y francés) con los comunistas peruanos (rábanos, como los motejaba el periodista y senador aprista Manuel Seoane Corrales) porque él sabía que no se podía fiar de comunistas. El comunismo es una ideología totalitaria (el más dramático ejemplo fue la Unión Soviética) que no es sinónimo de democracia representativa tal como lo entendemos hoy, en el siglo XXI.

Lo también cierto, a pesar de ser convenientemente criticado por los comunistas peruanos, es que Haya de la Torre hizo puntuales entendimientos políticos con sectores de la derecha para obtener la democracia y la libertad política. Por ejemplo, la candidatura de Bustamante y Rivero (1945) fue posible por el entendimiento político entre Haya de la Torre y el ex dictador Benavides, que al final reconoció los grandes dotes de político de Haya de la Torre. Lamentablemente, la primavera democrática terminó en 1948 por la impaciencia aprista para hacer reformas políticas y la actitud pusilánime de Bustamante de honrar su palabra.

Otro ejemplo de entendimiento fue la llamada Convivencia con Manuel Prado (1956-1962) que permitió el cese de toda persecución al aprismo y su vuelta a la legalidad política. Además la democracia y la libertad volvieron para todos los peruanos, aunque,hasta el día de hoy los comunistas peruanos atacan este pacto de civismo político entre el primer partido de masas peruanos (APRA) y un representante de la oligarquía como Prado.

Si Haya de la Torre hubiera sido una mala persona como Abimael Guzmán y Vladimir Cerrón, hubiera dejado que más militantes apristas siguieran muriendo en las cárceles. Y hay que recordar que esas cárceles –en especial en las décadas de los treinta y hasta mitad de los cincuneta– eran un terrible lugar de tortura. Por ejemplo: En la cárcel de El Frontón, en la madrugada, se encerraba de pie a los militantes apristas en un lugar en el que el agua, aproximadamente a las dos de la madrugada, llegaba hasta el cuello.

Esta terrible situación la conocía sabía Haya de la Torre por dicha razón él deseaba un entendimiento político para cesar la genocida persecución hacia el aprismo. Firmemente, creo que él era una buena persona y sabía del sufrimiento de las familias de estos valerosos apristas que dieron –hasta su vida– por un credo político incomprendido por tres décadas. Indudablemente, la Convivencia con Prado era necesaria para cesar tanta perversidad que afrontó el aprismo, de forma estoica, en los primeros 25 años de vida institucional del partido político fundado por Haya de la Torre.

Otro entendimiento político, incomprendido porque aquí no hay vocación de diálogo, es el que existió en el Parlamento (1963-1968) entre el aprismo y el odriismo. Hay que entender el contexto, en la elección presidencial de 1962, Haya de la Torre ganó, pero Belaunde pidió a las Fuerzas Armadas su intervención que lamentablemente se dio en el golpe de Estado de julio de 1962 que realmente fue un inaceptable veto de las Fuerzas Armadas hacia Haya de la Torre y el aprismo.

En la elección siguiente (1963) ganó Belaunde porque democratacristianos y comunistas lo votaron para impedir un triunfo aprista sumado a que inexplicablemente Belaunde jamás concretó una alianza parlamentaria con el ex dictador Odría que solo quería que le den el grado de Mariscal entonces los otroras enemigos (aprismo y odriismo) formaron un entendimiento parlamentario que demostró que Haya de la Torre no era un hombre de rencores ni vengativo sumado a que esa denominada Coalición del Pueblo aprobó importantes leyes, entre las tantas la ley de fundación de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV). Como todos recordamos, la tibieza de Fernando Belaunde degeneró en el golpe de Estado del general socialista Velasco que estableció una larga dictadura pro soviética que duró 12 años.

Para salir de esta dictadura militar era necesario la convocatoria a una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Carta Magna para reemplazar la caduca Carta Magna de 1933. La Asamblea Constituyente de 1978 presidida por el más egregio político de la vida republicana, obviamente me refiero a Víctor Raúl Haya de la Torre, pudo redactar una Carta Magna gracias a los 37 asambleístas apristas que construyeron un sano entendimiento político con los 25 asambleístas del Partido Popular Cristiano, los 2 asambleístas pradistas y a los 2 asambleístas odriistas es decir el primer partido de masas pudo generar un entendimiento político con 3 partidos que representaban al centro derecha peruana debido a que los otros bloques parlamentarios -de orientación social comunista- no firmaron la Carta Magna de 1979.

A modo de conclusión, la vida de Haya de la Torre fue la construcción de entendimientos con fuerzas políticas democráticas, que, a pesar de su procedencia oligárquica, garantizaban la democracia y las libertades políticas en el Perú a diferencia de las vertientes marxistas peruanas que siempre fueron hostiles al aprismo ya que le disputaba un mismo nicho electoral. Haya de la Torre jamás se le tentó hacer un Frente Popular con los comunistas peruanos porque sabía que esa ideología era totalitaria ergo liberticida. ¡Haya de la Torre sigue muy vigente!

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