Todo entra por la vista, inclusive las problemáticas
Por: Roy F. Cárdenas Velarde
Una frase muy mencionada en la sociedad es “todo entra por la vista”, haciendo alusión a la impresión que uno da en primera instancia. Pero ello también se puede relacionar a los problemas ambientales que aquejan a la sociedad.
Para muestra un botón. Nos encontramos próximos a unas elecciones y más de una autoridad, con el fin de garantizar una próxima elección, o respaldar a un candidato de su partido, realiza proyectos que sean apreciados por sus residentes. Dentro de esos están: mantenimiento de pistas y parques, colocación de monumentos, etcétera.
Las autoridades también buscan dar solución a problemas ambientales que aquejan a sus residentes, como es el caso de la basura y aguas residuales. Pero, corresponde a la sociedad realizar un control permanente de las autoridades para garantizar que dicha preocupación y gestiones que realicen no sea un hipo dentro de su administración.
Una preocupación para la sociedad debe ser aquello que también no entra, necesariamente, por la vista, y que requiere de la participación de autoridades de distintos niveles y/o sectores. Tal es el caso de la contaminación de sustancias tóxicas.
Ello ha sido abordado por el relator especial de las Naciones Unidas en su último informe Derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible: el medio ambiente no tóxico. En este, David R. Boyd afirma que “la contaminación y las sustancias tóxicas causan al menos 9 millones de muertes prematuras, el doble del número de muertes causadas por la pandemia de covid-19 durante sus primeros 18 meses”.
Las sustancias tóxicas son enemigos invisibles contra los que se debe combatir. Casi viene llegando a su fin la lucha contra el covid-19; sin embargo, no sucede lo mismo en lo que respecta a la lucha contra las sustancias tóxicas. David R. Boyd afirma que “mientras que la emergencia climática, la crisis mundial de la biodiversidad y la pandemia de enfermedad por coronavirus (covid-19) acaparan los titulares, la devastación que la contaminación y las sustancias peligrosas causan en la salud, los derechos humanos y la integridad de los ecosistemas sigue sin suscitar a penas atención”.
Dentro de dicho informe se precisa el deber de los Estados por evitar la exposición a las sustancias tóxicas eliminando la contaminación, poniendo fin al uso, vertido o emisión de sustancias peligrosas y rehabilitando las comunidades contaminadas.
El deber es del Estado, pero corresponde a la ciudadanía tener un control permanente sobre la gestión que desarrollen, para evitar hipos populistas que buscan vender gato por liebre. Informémonos bien, y elijamos concienzudamente a nuestras futuras autoridades.