Luchemos contra la anemia infantil
Por: Martín Taype

La anemia es una enfermedad que sufren muchos peruanos y se presenta cuando la hemoglobina en la sangre ha disminuido por debajo de un límite debido a la deficiencia de hierro en el organismo. Los más vulnerables son las gestantes, los niños menores de dos años y las mujeres en edad fértil. Esta lamentable situación viene creciendo en los últimos años en nuestro país y se ha agudizado a raíz de la actual pandemia del Covid-19, que aún está lejos de terminar, según declaraciones recientes de la OMS.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) para 2020, en nuestro país el 40% de niños y niñas entre 6 y 35 meses padeció de anemia, al igual que el 29% de la población menor de cinco años. Estos valores evidencian una casi nula reducción respecto de los valores registrados en 2019 y que alcanzaron el 40.1% y el 29.5%, respectivamente. Según fue publicado el pasado 4 de febrero del año en el Semanario 1106 en su portal web www.comexperu.org.pe.

Según dicha publicación, esta situación guarda relación con el nivel económico del hogar. Para tener una idea, la prevalencia de anemia de la población entre 6 a 35 meses que pertenece al quintil inferior de riqueza alcanzó al 50.5%, mientras que en el quintil con mayores ingresos solo fue de un 22.8%. De acuerdo con un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el incremento de la anemia, explicado por la caída en los ingresos de los hogares a causa de la pandemia, resultaría mayor en los hogares en situación de pobreza y residentes de zonas rurales.

En nuestro país, a nivel departamental encontramos un escenario bastante heterogéneo con este problema nutricional. En 2020, Puno se mantuvo como el departamento con mayores tasas de anemia en niños entre 6 y 35 meses de edad, con el 69.4% de esta población; es decir, 7 de cada 10 niños puneños sufren de anemia. Le siguen los departamentos de Ucayali, Madre de Dios y Cusco, con tasas del 57.2%, 55% y 53.7%, respectivamente. Esta situación no habría variado mucho en el 2021, y estos datos guardan coherencia con el estudio de Unicef.

Frente a esta realidad, Unicef recomienda ampliar las intervenciones públicas de los programas sociales para reforzar las prácticas de alimentación. Además, sugiere fortalecer los programas de vacunación, controles de crecimiento y suplementos de hierro, con una participación comunitaria con énfasis en los niños de zonas urbanas en situación de mayor pobreza, y en las zonas rurales.

Esta lamentable situación se debe a las actitudes de los diversos gobiernos que ha tenido nuestro país a lo largo de varias décadas, que no tomaron las acciones correspondientes de protección social hacia los infantes, ni combatieron eficazmente la pobreza y la corrupción.

Por ello la actual pandemia del Covid-19 agudizó la pobreza e incrementó la anemia infantil en nuestro país. Recordemos que el crecimiento económico no implica necesariamente desarrollo económico, mejora de la calidad de vida de las personas y una adecuada distribución de la riqueza en la población. Asimismo, la pobreza se puede agudizar más este año debido al aspecto geopolítico, porque las tensiones militares entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, frente a Rusia, China, Irán, Corea del Norte y sus aliados va creciendo enormemente. No olvidemos que la mayoría de estos países hostilizados por EE. UU y la OTAN, son los mayores productores de cereales, fertilizantes, gas y petróleo del mundo.

Por ello es necesario retomar las medidas del Plan Nacional de lucha contra la anemia del 2018: prevenir y tratar la anemia con suplementos de hierro y fortificación casera a niños menores de 24 meses y gestantes, como parte del control de la salud materno infantil, y mejorar las prácticas de alimentación con alimentos ricos en hierro, variados, nutritivos, locales y en cantidad adecuada. También se debe concretar la concurrencia de intervenciones entre los hogares con sectores como educación, inclusión social, agua y saneamiento, agricultura, pesquería, los gobiernos regionales y municipios, para mejorar las oportunidades de acceso a alimentos de origen animal, ricos en hierro, en hogares rurales. Pero siempre teniendo presente la nueva realidad generada por la actual pandemia, manteniendo los protocolos de bioseguridad.

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