Movilización fue pacífica pero comerciantes cerraron puertas
Por: Roxana Ortiz A.
La movilización de los trabajadores de Construcción Civil convocada para ayer fue pacífica en la ciudad; sin embargo ante el temor de saqueos, los propietarios y trabajadores de empresas tiendas comerciales, mercados como San Camilo y otros establecimientos públicos y privados, cerraban sus puertas en el momento que pasaban los trabajadores.
No hubo violencia ni caos
Lugue Espinoza Valcárcel, dirigente de los trabajadores del andamio, aclaró que esta movilización ya estaba programada con mucho tiempo de anticipación, estaba calendarizada y formaba parte de su pliego de reclamos por mejores condiciones salariales y por exigir la reactivación de obras para que sus afiliados puedan trabajar y que la Federación de Trabajadores de Arequipa (FDTA), ha sido quien se unió a su marcha.
José Luis Chapa, dirigente de la FDTA, indicó que la marcha que habían convocado junto con los diversos gremios, era para protestar y exigir el cierre del Congreso de la República por estar constantemente obstruyendo la labor del Presidente Castillo. El dirigente en todo momento estuvo con los trabajadores de construcción, incluso ingresó a una reunión con la gobernadora Kimmerlee Gutiérrez, para dialogar sobre el reinicio de algunas obras.
Se anunció que al final de la movilización, iba a llevarse a cabo un pequeño mitin, sin embargo cuando se indicó que Chapa iba a hacer uso de la palabra, los trabajadores se comenzaron a retirar y apenas pudo hablar unos minutos.
Desde muy temprano los trabajadores comenzaron a reunirse para iniciar la movilización, unos en la Plaza España y los de construcción en la avenida Kennedy. Luego de la reunión que sostuvieron con la autoridad regional, marcharon hacia el Centro Histórico, seguidos por un grupo de efectivos policiales, ingresaron a la Plaza Mayor, donde desde muy temprano, también se apostó un buen número de efectivos. Tal como ingresaron, salieron, sin mayor contratiempo.
Se temía que durante esta convocatoria se podía producir actos de vandalismo, tal y como se había registrado en Ica o en la ciudad de Lima, pero los trabajadores de Construcción se comprometieron con los jefes policiales a que por su parte no iba a ocurrir ello y que los mismos obreros iba a estar muy vigilantes en que no hubiera infiltrados, como en algún momento lo insinuó Chapa Díaz, quien dijo que había recibido informes de la policía, que sujetos habían llegado de Lima con ese propósito. La policía lo desmintió y dijo que no sabía nada al respecto.
Al final marcharon gritando la rebaja de los combustibles, de los alimentos, del cierre del Congreso y hasta por la renuncia del mandatario Pedro Castillo, como lo hizo un grupo de docentes, quienes llevaron un cartel con su rostro donde indicaban su repudio por incumplir sus promesas.
Cerca al mediodía el grueso grupo de trabajadores se dirigió hasta la avenida independencia, donde pasaron lista y luego se fueron dispersando, sin mayor contratiempo, hecho que la ciudadanía agradeció, por no generar actos de violencia, sino más bien congestión del tránsito por donde pasaban.