Por: Carlos Meneses

“Invitamos al premier y al gobierno en general a buscar acercamientos para poder tratar con altura los grandes problemas nacionales. Abandonando la confrontación innecesaria”.

Nadie entiende cuáles pueden ser las razones que motivan al presidente del Consejo de Ministros para enfrentarse, en todo momento y lugar, con quienes quieren saber cómo se están manejando los asuntos públicos en este país con el gabinete que preside.

En su última presentación, en una interpelación promovida por algunos sectores con representación parlamentaria, no ha dudado en agraviar a congresistas, hombres y mujeres que se han permitido discrepar de sus opiniones. Incluso ha llegado al desafío de invitarlos a someterse a test de estudio para saber si están en sus razones.

Estas son provocaciones inaceptables en quienes tienen la responsabilidad de gobernar la Nación y de respetar a su ciudadanía. El país necesita detener los excesos de la confrontación para buscar formas de entendimiento, deponiendo intereses que resultan menores que los del Perú entero, con objetivos no precisados. Pero que sí parecen tener como finalidad buscar división y enfrentamiento.

El presidente Castillo, en algún momento, ofreció un cambio ministerial que tuviera como primera consecuencia el término del clima de discordia y se buscara acercamientos de todos aquellos con responsabilidad directriz en el país. No se ha logrado ese objetivo.

En contraste, ahora se habla por parte del presidente del Consejo de Ministros que no se anima a ir a dialogar con las comunidades por temor que lo secuestren. Ese decir ha sido rechazado por los pobladores de Apurímac quienes, ondeando banderas nacionales, niegan los cargos de ser delincuentes y declaran desear que termine un conflicto minero que ya tiene semanas sin resolverse.