Los nuevos ministros
Por: Carlos Meneses
“Los parches nunca son buenos, en cuanto a que es conveniente devolver la confianza a la inversión, alentar a los emprendedores a promover empleo y por parte del gobierno encontrar solución a los problemas que agobian a la ciudadanía, pues cada día se siente más la insatisfacción por los precios que se registran en los mercados”.
Quienes creen que con el cambio de 4 ministros, realizado en la noche del domingo y en medio de críticas del partido de gobierno y de la oposición, se han resuelto los problemas que tiene el gabinete de Aníbal Torres, se están equivocando.
Las características de los llamados a remplazar a quienes estaban cuestionados por el Congreso de la República, solo sirven para confirmar que el gobierno no encuentra el camino correcto para enmendar errores, cambiar lo que se cuestiona como un todo.
En el caso de los secretarios de Estado, a los que se confía sectores importantes que no se resuelven de una manera adecuada, se advierte que algunos de los escogidos tienen las mismas deficiencias que se notaron en sus antecesores. Fundamentalmente, no eran conocedores de los asuntos que correspondían a sus especialidades y que se evidenciaron en motivos de preocupación colectiva.
Es cierto que había la necesidad de remplazarlos, pero la exigencia era de un gabinete de ancha base, sobre todo, de la remoción del presidente del Consejo de Ministros que tiene cuestiones delicadas de tratar y de enfrentamientos inútiles con el Congreso de la República.
La postergada reunión de un Consejo de Estado ofrecida, en algún momento, por el presidente Castillo al cardenal Barreto, así como también al secretario ejecutivo de este organismo, Max Hernández, es una demanda creciente y motiva a que no se devuelva a la ciudadanía el derecho que tiene a estar bien informada, a conocer cuáles son los propósitos del Ejecutivo para con un país que tiene asuntos urgentes por resolver y no son tratados por convenir a intereses que no son los del bien común.