Retornó fiesta de la porciúncula y repartieron 500 almuerzos
Por: Dany La Torre

Tras dos años de restricciones por la pandemia de la Covid-19, un grupo de voluntarios del templo de la tercera Orden Franciscana realizó nuevamente la “Fiesta de la Porciúncula” en Arequipa. Con la colaboración de jóvenes, adultos y ancianos, se repartieron alrededor de 500 platos de frejolada para los más necesitados.

“El sentir del franciscano es compartir con el hermano y con el prójimo, esta es una fecha importante. Ya sabemos que la situación de pandemia viene mitigándose un poco, pero ahora sentíamos la necesidad de compartir con muchos hermanos que sabemos que necesitan no sólo del pan espiritual, sino del material”, señaló la ministra del Consejo Regional de la Orden Franciscana Seglar Sur de Arequipa, Alejandra Patricia Obregón Núñez.

En este año, más de 60 voluntarios decidieron poner un alto en sus actividades diarias para poder ayudar en la preparación y repartición de estos alimentos. En años anteriores, se repartieron mil 500 almuerzos, sin embargo, para retomar gradualmente esta actividad, los fieles franciscanos optaron con iniciar con el reparto de 500 platos. Para el 2023, se plantea alimentar a cerca de mil 500 personas.

La preparación de estos alimentos es siempre a base de donaciones. Obregón detalló que cada voluntario tuvo que apelar al corazón caritativo de conocidos y amigos dentro y fuera de la Orden Franciscana. “Hemos ido a mercados para recolectar las cosas, hemos ido a las personas que venden carne, menestras, simplemente hemos tocado su corazón y nos han podido brindar esto, hemos pedido a nuestros conocidos, en nuestros centros de trabajo, entre otros (…) este año fuimos al mercado del Altiplano, ahí teníamos unas hermanas que quisieron donar”, dijo.

Normalmente, la “Porciúncula” consta de la preparación de un puchero, es decir, una sopa tradicional a base de verduras, pollo y carne. No obstante, este año se optó por preparar una frejolada a fin de alimentar a una cantidad de personas considerable. Además de este saludable platillo, los franciscanos repartieron algunas frutas como plátanos y mandarinas, así como pan y refrescos.

Previa a esta actividad, los fieles celebraron una misa en honor a Santa María de los Ángeles. Allí se estima que participaron alrededor de 400 personas. Los asistentes acuden al templo buscando la indulgencia plenaria de Asís. Según la historia, en el año 1216 a Francisco de Asís, el papa Honorio III le concedió el deseo de salvar las almas con un día de indulgencia al año (el 2 de agosto) que el creyente se ganaba tras confesar sus pecados y recibir la comunión.

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