Un ejemplo a seguir
— Redacción Diario El Pueblo —

“El arreglo por lograr a favor de Quellaveco sin perjudicar los intereses agrarios de Tambo es un asunto que, ahora, está en manos de un gobierno que debe procurar unir voluntades y favorecer desarrollo”.

El aprovisionamiento del agua necesaria para la explotación de Quellaveco es un problema que parece se resolverá con un entendimiento entre arequipeños y moqueguanos que debiera replicarse en otros conflictos de la minería peruana y en tratos directos de las partes enfrentadas.

Qué distintos son estos afanes con la marcada intransigencia que durante años existe sobre el otro proyecto no resuelto entre agricultura y minería en el mismo Valle de Tambo y que no han podido resolver sucesivos gobiernos deteniendo a la par que una mejora en el agro, un potenciamiento de la minería macroregional.

El Gobierno Regional de Moquegua se ha mostrado bien dispuesto a entenderse con los agricultores tambeños, preocupado por la necesidad de agua que estos últimos tienen y que parece estar amenazada por los 22 millones de metros cúbicos que anualmente se daría a Quellaveco.

Las Juntas de Usuarios del Valle de Tambo también han expresado que desean concertar un acuerdo que beneficie a todos y no perjudique a nadie. Esa es la forma en que Arequipa resolvió también lo que significaba la presencia de la minera Cerro Verde y los problemas que parece siempre existen entre el riego, el cultivo de tierras y los requerimientos que supone la minería.

Puede considerarse un modelo nacional lo que pasó aquí y que está por repetirse en Quellaveco. Es de desear que una intervención gubernamental contribuya a facilitar los arreglos para que una inversión prevista de 5 mil 500 millones de dólares se hagan realidad sin perjuicio del agro de Islay y, consecuentemente, en beneficio de una región sur que debe continuar con la explotación de sus riquezas naturales y de alimentación de sus habitantes.

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