Ya no es época de Indigenismo
Por: Danica Conteras

Desde el distrito de Vilquechico, provincia de Huancano, se proyecta el artista plástico acuarelista Elio Huancapaza Huanca, y hoy en dia se encuentra en la cuidad de Tacna ejerciendo su profesión como un maestro y pintor. Con el pasar de los años ha construido un estilo propio que lo define como costumbrista, realista, con un muy pulido manejo de la técnica de la acuarela y sobre todo en el estudio del color. Quisimos saber sus opiniones sobre el vínculo que atribuye a su trabajo con su entorno; sobre su percepción de lo que es el Arte Contemporáneo.

¿Qué relación propone entre su trabajo y la sociedad?

Los artistas de una u otra manera siempre estamos integrados con la sociedad, con la política; el arte y la política van en estrecha relación cuando uno pinta temas sociales como los retratos de los pobladores de los Andes, personas del campo, o los migrantes que van de un lugar a otro.

En mi caso, he podido vivir en diferentes departamentos, Puno, Ayacucho y Tacna. La idiosincrasia de los pobladores es diferente en cada zona. Los artistas debemos captar a través de nuestra obra esa manifestación peculiar, el sentir de esas personas, la vivencia que ellos tienen de sus espacios.

Lo único que nosotros hacemos como artistas es trasladarlos a un espacio como una galería, un museo. Y los que observan pueden percibir lo que está pasando en nuestro Perú. Es prácticamente el perfil de nuestro país.

La participación de los artistas en cuestión política no es permanente, porque en el Perú no hay muchos artistas que se hayan involucrado en la política. Víctor Delfín en la época de Toledo ha participado como Ministro; después no conozco otro de reconocida trayectoria que haya participado de manera permanente. Los artistas de alguna manera hemos estado aislados, aunque partícipes en la política a través de nuestras obras. Hacemos la presencia del sentir, lo que nosotros vemos, y eso se expresa en nuestras obras, que son interpretadas por la sociedad.

Hubo épocas donde el artista sí tuvo una fuerte participación. Los años 90 fueron un poco difíciles para los artistas, tratar de expresarnos de otra manera lo que estaba aconteciendo en el Perú. Ahora no hay esa presencia de los artistas, no como en aquellos años. En ese momento el artista tenía la intención de participar, de protestar por algo que atentaba al bienestar social.

Seguramente en adelante van a resurgir, por estos problemas que estamos pasando en la actualidad en el aspecto político social.

Mi manifestación artística consiste en contemplar, convivir y a partir de eso surge mi creación. Conversando con una campesina, un huérfano, una anciana, una limosnera, eso es lo que a mí más me llama la atención, el poder expresar esas vivencias de personas desde el campo del Ande. Son campesinos los que siempre son marginados y nadie se acuerda de ellos.

¿Su propuesta tiene algún sustento teórico o ideológico?

El indigenismo fue una corriente artística que se desarrolló en determinado momento, fue un pensamiento fuerte, de revalorar al hombre del campo. Lo expresa José Sabogal. Ya no estamos en la época del indigenismo; sí creo que hay una estrecha relación en el tiempo, una antes y otra después, pero desde el punto de vista filosófico: el interés por el hombre, la preocupación por la vida misma. Eso es lo que normalmente planteó en mis obras, espero que se pueda valorar.

Pero con relación al aspecto teórico filosófico, algunos lo pueden describir. No estoy pensando si soy indigenista o realista. Eso lo describen los literatos, los escritores, y ellos me dan su concepto; dan un marco teórico a las obras.

El mejor testigo de lo que uno hace es la sociedad que observa. Uno como artista simplemente produce lo que está en su entorno.

¿Cree que el artista debe tener alguna identidad política?

La identidad se adquiere desde que uno nace, esa identidad de amar a una región o un país o departamento, eso no los enseñan desde muy niños, eso viene desde casa, a querer, respetar, amar, valorar, y revalorar. Y creo que esa identidad de alguna manera está presente en mí. Cada uno la está construyendo y de pronto se va transformando en identidad política.

¿Cómo contribuye su práctica artística a la ciudad o la región?

Cuando hago mi pintura, trabajo por series. Por ejemplo, serie de viviendas de mojinetes de Tacna, es una manera de contribuir a la región donde uno se cobija y a través de tu arte decir que así fue, así era o así es. Serie de los petroglifos de Miculla, me sirve como un elemento de inspiración, de imagen para poder recrear en tu obra.

Son un aporte importante para los que quieren describir o saber algo más de lo que tiene Tacna, y de los que viven en esta tierra. Para aquellos que no saben o no conocen lo que hay en estos patrimonios, ahora estás mostrando la pintura que tú has producido y estás enseñando. Es una forma de darle a conocer al público la identidad cultural de nuestra región de Tacna. y eso es un aporte que hacemos nosotros normalmente, los artistas, y eso es lo que hago.

¿Usted cree que el artista contemporáneo pueda confrontar la situación política de alguna forma?

De hecho. Un claro ejemplo son los estudiantes y la comunidad educativa de la Universidad Diego Quispe Tito. Pienso que es la única institución que hace arte político cada 24 de junio en el aniversario del Cusco. Hacen una presentación pública artística de alegorías, conciertos, esculturas gigantes alusivas al conflicto social político por el que está pasando en nuestro país; eso es el mejor ejemplo de que los artistas están también participando. Se puede observar en esas alegorías a los congresistas corruptos.

También hay caricaturistas que hacen una caricatura netamente política, es decir realizan el fiel reflejo y retrato del Perú, pero con sentido del humor. Aquí en la región Tacna no hay eso.

¿Debería haber?

Debería. No hay ese atrevimiento. En Tacna debería practicarse ese tipo de manifestación artística.

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