El otro Santuario, las candelarias y la otra Chapi en La Uñón
La Virgen del Rosario recibe a cientos que peregrinan a un costado del gran cañón
Por: Roxana Ortiz A.
A unas seis horas de Arequipa se encuentra el Santuario de la Virgen del Rosario o la Virgen de Uñón, hasta donde llegan cientos de personas para participar de sus festividades. Se trata de una imagen muy parecida o igual a la que existe en los santuarios de Chapi en Polobaya o de Cayma y según los datos conseguidos por su devoto Willy Lazo López, son las tres “hermanas”. Antes se decía que la otra “hermana” estaba en la iglesia de San Francisco.
Partiendo desde la ciudad de Aplao, en el valle de Majes, son dos horas y medio de camino aproximadamente que toma para llegar al lugar. Ahora hay una carretera asfaltada por varios kilómetros hasta el sector de Capiza, por medio de atractivos paisajes. Luego de pasar el puente de Capiza se inicia un verdadero viaje de aventura, por una carretera muy estrecha teniendo a un lado el profundo cañón de la provincia de Castilla, más profundo que el Colca.
Es aproximadamente una hora en vehículo, lo que hasta hace unos años se hacía con más de cinco horas de caminata, subiendo cerro tras cerro hasta llegar al Santuario. Los peregrinos acudían hasta el pequeño valle para pasar los tres días de festividad y luego iniciar el retorno. Como se trata de una carretera muy estrecha, las autoridades ahora han dispuesto determinadas horas para salir e ingresar del lugar, de tal manera que los vehículos no puedan cruzarse en el camino.
La primera sorpresa al llegar al distrito de Uñón, es ver tal cantidad de personas visitando la imagen (menos que al Santuario de Chapi), cubiertas por gruesas mantas para soportar el intenso frío de la madrugada, mientras a un costado de la vía se preparaban los clásicos queso helado, al lado de los vendedores de bebidas calientes. Unos minutos más tarde, el sol saldría con intensidad, tanto que en los quioscos después del mediodía, el agua embotellada se agotaba rápidamente.
En la pequeña iglesia, las misas se celebran cada hora. Algunos peregrinos aprovechan para colocarse debajo del manto de la Virgen y pedir bendiciones, especialmente milagros. Algunos los prendían en la tela del manto, esperando su concesión. Las lágrimas y los rezos eran el común de quienes estaban dentro del templo.
Otros esperaban sentados en las bancas o en el área verde de la plaza que está al centro del poblado. Algunas familias suben por los andenes, a las chacras que hay por los alrededores, para descansar en el pasto compartiendo terreno con las ovejas y esperar la Misa de Fiesta. La noche anterior habían participado de las vísperas con fuegos artificiales, troya y música en honor a la imagen. Allí también está prohibido consumir bebidas alcohólicas. Para calentar la fría noche rodeaban una fogata hecha con ccapo y yareta que amanecía aun humeando al día siguiente.
Grupos de danzarines del Inti se acercan por las vías aledañas a la Plaza haciendo sonar rítmicamente sus matracas para ofrecer su arte a la imagen. Apoyada al muro de ingreso de la iglesia estaba doña Juana, una mujer de unos 60 años de edad. “Me hizo un milagro. Yo no podía tener hijos y le pedí con todo mi corazón que me lo concediera. Allí al frente está”, dijo con sus ojos agüita señalando a un jovencito de unos 20 años, apoyado en el otro muro del templo. “Ahora le pido que me lo proteja de todos los males”, dice.
Como ella, son cientos de personas las que viajan desde diversos pueblos y distritos, de diversas partes del país y del extranjero para las celebraciones. Aseguran que este año llegó mucho menos gente que en anteriores oportunidades y según creen, se debe a la pandemia y esperan que al próximo año retomen y se sumen más fieles.
Una breve ceremonia cívica precede a la celebración litúrgica principal. Participa esta vez el alcalde electo de la provincia de Castilla, Renzo Pastor, mientras que el Vicario del Santuario, padre Siju Johus, también de la India, como el de Chapi; agradeció al actual burgomaestre, Raúl Cáceres una donación personal de 100 sillas, que rápidamente fueron distribuidas para que las personas de mayor edad pudieran sentarse. Quedó insignificante la cantidad.
Hasta Uñón también llegó monseñor Jorge Eizaguirre, Obispo de la Prelatura de Camaná, que junto con otros sacerdotes presidió la Misa de Fiesta, esta vez fuera del templo para que todos pudieran participar. Tuvieron suerte los que lograron ocupar un espacio bajo algún árbol, otros se cobijaban bajo una sombrilla y los demás, únicamente protegidos por un gorro.
Luego del mediodía, una buena parte de los fieles buscaban alimentarse en los toldos para luego iniciar el retorno, quizá con la promesa de regresar al siguiente año. Otra buena cantidad de personas se quedaba para participar en la procesión de la tarde y al día siguiente en el fin de fiesta. Nuevamente en la carretera la fila de vehículos comenzaba el peligroso descenso, contemplando el impresionante espectáculo de grandes montañas a ambos lados de la vía y en cierta parte, con una imagen del Coropuna en pleno deshielo.
LA HISTORIA DE LAS CANDELARIAS DE AREQUIPA
Según el señor Willy Lazo López, quien escribió la única y hasta ahora historia de la imagen de la Virgen del Rosario de Uñón; todo se inicia en 1602 en que la Virgen llegó a esta comarca gracias al español Gaspar Sánchez de Esquivel, quien junto a sus padres Gaspar y Paula, arribaron al Perú como encomendados por la corona española para hacerse cargo de las minas que rodeaban a lo que ahora es el distrito Santuario de Uñón.
Dos hermanos se quedaron a cargo de la hacienda. Ignacio se dedicó a las minas, mientras que Gaspar se inclinó más por el comercio y viajaba constantemente a diversos territorios, incluyendo Bolivia. Según cuenta, en una pequeña capilla en un pueblo de Titilaya en el país altiplánico, Gaspar había encontrado tres imágenes muy similares, de belleza indescriptible, a la que en cada viaje le llevaba velas. Era muy católico, como el resto de su familia.
Le generó tal devoción que un día ofreció “una limosna” por ellas y se las dieron. Después reunió a un grupo de arrieros de su mayor confianza para ir a recogerlas en una especie de urna o cajón, como el que tiene la Virgen de Chapi para su traslado.
Cuenta que el grupo de personas (nativos) viajaba por senderos desolados tratando de cortar camino hasta que llegó a las alturas de Polobaya, donde decidieron descansar. Cuando era el momento de partir, una de las imágenes pesaba tanto que no la podían levantar; así que los arrieros que hablaban en quechua le dijeron “chaupi”, “chaupi” o “aquí quedaos”, haciéndole notar que la imagen había decidido quedarse en el lugar. Para ello, Gaspar Sánchez ordenó levantar una especie de covacha de piedras para protegerla. Supo después que una pastora la había encontrado y cuidado de ella.
Continuaron la caminata con las otras dos imágenes a cuestas hasta que llegaron hasta el sector de Cayma, ocurriendo lo mismo que con la anterior. No fue posible levantarla, así que decidieron dejarla en este lugar de paso. Solo se llevaron la tercera imagen hacia Uñón, donde le construyen un pequeño templo y se inició la veneración.
Según Willy Lazo, quien nació en este alejado lugar hace 74 años; como parte de los mayordomos encargados de la celebración de la festividad, le habían comisionado junto a otros devotos, investigar cómo es que la imagen llegó al pueblo, así es que en sus indagaciones dio con los hermanos Santiago y Eduardo Sánchez, quienes le contaron la historia narrada además por sus padres; pero que estaba basada en un pequeño libro que tenían, el que al parecer fue hecho por un religioso. No tenía las primeras ni las últimas hojas, por lo que fue imposible determinar el autor y el año; pero contenía además una Novena dedicada a la Virgen.
Hizo así su propio libro que vio la luz en el 2003, donde además narra algunas anécdotas y también milagros que había concedido la Virgen a los fieles. En su caso cuenta una anécdota muy curiosa. Dijo que cuando acudió por Miraflores a buscar a un historiador que le pudiera dar más detalles para complementar el libro, encontró una bicicleta que cinco años antes le habían robado a uno de sus hijos, luego de empujarlo y hacerlo caer; la cual reconoció de inmediato y la recuperó.
DATO
La festividad de la Virgen del Rosario de Unón, antes se celebraba los días 12 de octubre de cada año; pero para facilitar que más fieles pudieran participar, se decidió variar la fecha al segundo fin de semana del mes. Desde Aplao hay movilidad para el traslado.