El centenario de José Saramago
Por: Ariana de los Ríos – El Montonero
El mundo celebra hoy el centenario del nacimiento del escritor portugues José Saramago, uno de los más importantes novelistas de la segunda mitad del siglo XX. Fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1998, por su “capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía” (según sostuvo el Jurado que le otorgó ese galardón.
José de Sousa Saramago, su verdadero nombre, nació en Azinhaga, una pequeña ciudad en el centro de Portugal, el 16 de noviembre de 1922, en el seno de una familia de campesinos. La familia se mudó a Lisboa cuando él tenía dos años y José dejó la escuela para contribuir a los ingresos del hogar trabajando como mecánico. Gradualmente, a través de numerosos trabajos, se fue acercando a su interés literario central. Trabajó como dibujante, lector de editoriales y traductor autónomo, y en los departamentos de redacción y producción de una editorial. También trabajó en varios periódicos, incluido un período como crítico literario y otro como comentarista político.
Fue esta última actividad, debido al comunismo de Saramago, la responsable de su despido en 1975, casi a los 60 años de edad. Al año siguiente, se dedicó exclusivamente a sus libros. «Ser despedido fue la mejor suerte de mi vida… Me hizo parar y reflexionar. Fue el nacimiento de mi vida como escritor», contaría posteriormente. Por supuesto, había estado escribiendo desde su juventud, pero la literatura le había parecido una opción pretenciosa para un niño de origen analfabeto. Su primera novela, Terra do Pecado (Tierra del pecado), la publicó en 1947, antes de los 25 años, pero no fue un éxito. Entre 1966 y 1976 publicó tres libros de poesía; y entre 1971 y 1977 también publicó cuatro libros de ensayos, sobre una amplia variedad de temas.
Recién a mediados de la década de 1970 volvió a la novela con Manual de pintura y caligrafía (1977), una novela reflexiva acerca de la figura del artista. Pero fue con su siguiente libro Levantado del suelo (1980), “con el que nació mi forma personal de narrar”, según confesión del propio autor. En esa novela se cuenta la historia de tres generaciones de una familia de campesinos portugueses, abarcando los gobiernos más autoritarios que ha tenido ese país durante el siglo XX y que concluyeron en la década del setenta con la llamada Revolución de los Claveles. A partir de ahí, con un estilo y una temática absolutamente personales y originales, comenzó a desarrollar su importante obra narrativa con novelas como El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), La balsa de piedra (1986), Historia del cerco de Lisboa (1989), El Evangelio según Jesucristo (1991), Ensayo sobre la ceguera (1995) y Todos los nombres (1997), entre muchas otras.
Muchas de sus obras parten de la pregunta «¿que pasaría si…?». En Ensayo sobre la ceguera, la pregunta obviamente fue “… si todos las personas se quedaran ciegas repentinamente”; en La balsa de piedra, “…si la península Ibérica se desprendiera de Europa y se fuera flotando hacia el sur”. Pero esto era solo el inicio, pues sus novelas están siempre llenas de reflexiones intelectuales (muchas las consideran “filosóficas” y una gran preocupación por los seres humanos, especialmente los más pobres e indefensos. A eso se suma el personalísimo empleo de las técnicas literarias, con un narrador omnisciente caracterizado por su mirada lúdica e irónica, y que puede encarnarse momentáneamente en cualquiera de los personajes. Todo ello hace de José Saramago uno de los mayores novelistas de todo el siglo XX.