Partidos 4.0
Por: Luis Alberto Chávez Risco
La aparición de Coalición Ciudadana (CC), formada por más de 200 organizaciones sociales, es una bocanada de aire fresco en el sistema de representación política en el Perú, que da signos de agotamiento en toda América Latina.
Según datos de Graph for Trought de Naciones Unidas, los partidos políticos en la región sufren una crisis de desconfianza y descontento de parte de la población. Los ciudadanos votan más “en contra de” que “a favor de”, como una forma de castigar el sistema político.
En el Perú los partidos sufren, además, una crisis de representatividad y de estructura, por lo que necesitan transformarse, reconvertirse, aggiornarse, si desean ser competitivos y mantenerse como opciones válidas.
La participación de CC en el debate político con propuestas de reformas institucionales, apariciones en medios y colaboración ciudadana mediante plataformas digitales es un llamado de atención a los partidos clásicos de todo el espectro ideológico. Ninguno de estos nuevos activistas en red encuentran espacio en algún partido político desde donde puedan proponer y actuar.
Hace tiempo que los partidos han perdido esa conexión con la ciudadanía. No son ni espacios de articulación de intereses colectivos ni enlaces de canalización de las demandas ciudadanas. Tampoco son centros del pensamiento o escuelas de estudio y propuestas de solución de los principales problemas del país.
Los nuevos espacios de discusión pública como los foros online, los debates abiertos, los webinar, y la actividad en redes sociales, canalizan el diálogo en diversos temas de interés. Lo que los partidos hicieron cuando surgieron a fines del siglo XIX –activar el debate público–, lo hacen hoy las nuevas plataformas digitales.
Los partidos necesitan con urgencia ser más permeables a los cambios sociales y tecnológicos. Ello incluye revisar la estructura organizacional del viejo partido de masas creado hace más de 200 años. ¿Secretario de disciplina, de Ideología, de Juventud? ¿Por qué no secretarías de gobierno local, de regiones y una secretaría por cada ministerio del Gobierno nacional? De lo que se trata es de preparar y especializar a los militantes para convertirlos primero en cuadros y luego en funcionarios probos de gobierno.
Si la tecnología puede asegurar el principio de igualdad, transparencia, democracia, participación horizontal y meritocracia, bienvenida sea. La administración política del siglo XIX no sirve en el siglo XXI. El voto de descontento expresado en las ánforas solo da como resultado ciudadanos frustrados con el sistema democrático.
La democracia se asienta en partidos políticos. Los grupos de interés –como el que acaba de salir– pueden ayudar a presionar la modernización de los viejos partidos. Y quizás hasta los empujen hacia su reconversión en partidos 4.0.