El deseo común
Por: Carlos Meneses
“No hay peor sordo que el que no quiere oír.”
En coincidencia con el fin del mes de noviembre, las dos encuestadoras de opinión pública más usadas en Perú han recogido el sentir mayoritario de los ciudadanos con respecto a la conveniencia de poner término a la confrontación que desde el inicio del gobierno de Castillo han tenido los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Mayorías en las áreas urbanas y en menor proporción en las rurales se han pronunciado, también, por el deseo de que se adelanten las elecciones de forma tal que se restablezca el nivel de trabajo que exigen las incómodas situaciones que confrontan los ministerios y la problemática de los sectores que ellos atienden.
En el fondo evidencia una forma de ver diferente los asuntos del país de quienes son poblaciones más vulnerables y también más afectadas por el incremento de contagios epidemiales y el alza en el costo de vida.
Según el Instituto de Estudios Peruanos, el 87 % de los consultados opinaron por la conveniencia de que se vayan todos y un parecer semejante fue recogido por Ipsos. Eso significa, en cristiano, que hay mayorías que creen que lo mejor sería que tanto el Ejecutivo como el parlamento hagan los trámites necesarios indispensables para adecuar a la satisfacción de este pedido las normas constitucionales vigentes.
En otras palabras, se acusa a los 2 poderes y a sus representantes máximos de descuidar lo que son problemática ministerial por preferir lo político, lo que resulta teniendo menos consecuencia en el vivir de las mujeres y hombres de un país que no cesa de enfrentarse entre sus poderes fundamentales.
La peor sordera es no querer escuchar lo que los pueblos y las voces ciudadanas reclaman. Desoír las demandas implica un desconocimiento de la esencia democrática y de lo que el Perú necesita para saberse fuerte en la unidad.