Tras relajación de política ‘cero covid’
— Redacción Diario El Pueblo —

CHINA

Pekín vive inmersa en su peor brote de covid desde que comenzara la pandemia, en gran parte por la repentina relajación de las estrictas medidas antipandémicas adoptadas por las autoridades tras las protestas en varias ciudades chinas ante el descontento por la política ‘cero covid’.

El pasado miércoles China anunció una serie de medidas que en lugar de reforzar las draconianas restricciones que rigen China desde hace casi tres años, aflojaron las condiciones en una clara intención de empezar a convivir con el virus.

Estas novedades afectaron de lleno a las ciudades, como Pekín o Cantón (sur), que contabilizaban diariamente por miles los infectados.

La desaparición de las barreras artificiales creadas por las políticas del Gobierno chino ha provocado que la variante ómicron, más contagiosa y causante de la mayoría de los rebrotes en el país desde principios de este año, haya creado una situación inimaginable hace apenas unos meses.

La Comisión Nacional de Sanidad del gigante asiático informó hoy de 10.815 nuevos casos positivos en todo el país, de los cuales 1.661 se dieron en la capital.

Unas cifras en Pekín que llevan repitiéndose en mayor o menor medida desde la última semana de noviembre, aunque la evidencia sugiere que, en los últimos días, desde la relajación de las políticas anti-covid, hay muchos más casos no contabilizados en la ciudad.

“En el grupo de Wechat – la aplicación de mensajería más usada en China – de la comunidad donde vivo, cada pocas horas un nuevo vecino manda un emoticono de una oveja, que estos días representa contagiado por la similitud en la pronunciación de ambas palabras”, confesaba a EFE una venezolana residente en la capital de 22 millones de personas en donde todos parecen conocer a alguien que contrajo covid.

La reducción de la frecuencia de las pruebas PCR a la población y la utilización de pruebas de antígenos en el hogar para detectar los casos positivos, infecciones en este último supuesto muchas veces no reportadas, han hecho que la situación real en la capital diste de las cifras oficiales aportadas por Pekín.

Además, los residentes en la ciudad deben enfrentarse a la escasez de pruebas de antígenos en las farmacias, lo que obliga en ocasiones a una espera de entre tres y cinco días para poder recibir los kits y testearse.

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