La violencia no es arequipeña
Por: Carlos Meneses

“Los arequipeños rechazamos la violencia y la maldad y nunca nos hemos sentido honrados con lo que son realmente males que se han extendido por todo el país.”

Equivocados están quienes creen que la violencia es sinónimo de la justicia de las causas arequipeñas.

Por el contrario, esas manifestaciones de lucha por las libertades y la democracia han tenido escenarios diferentes a los atentados que ahora se cometen en nombre del derecho a las libertades que asisten a los ciudadanos en general y en especial a los que resultan víctimas de un quehacer al que no estamos acostumbrados en ninguna parte del Perú y que obedecen a interés inconfesables que han estado a poco de terminar con la frágil democracia que restablecimos, en paz y en orden después de la dictadura de Fujimori.

Aquí nacieron movimientos políticos guiados por la confianza que hemos tenido en nosotros mismos y que logramos infundir en quienes llegaron a compartir con los nacidos en Arequipa las ventajas de vivir en una tierra extraordinaria.

Conocimos de bondades y nos opusimos a las maldades, a la privación de la libertad a la que tenemos derecho. Ahora nos asombra y apena que se atente contra la libertad de transitar por las carreteras por el temor que se siente, de andar por las calles y por la barbarie que significa quemar lo ajeno y destruir lo que es riqueza y trabajo.

Por eso y por lo que hemos sentido siempre por vivir en una ciudad apacible y generosa nos duele lo que ocurre en otras partes del Perú y ahora en nuestra propia tierra.

En cada arequipeño o en todo aquel que ha venido a residir por estos territorios hay más gente buena que mala. Por eso rechazamos y repudiamos las barbaridades que se están cometiendo, dicen que en favor de la justicia y de la verdad. Esas son mentiras inaceptables para quienes tenemos una manera de pensar que fue distinta siempre y en toda ocasión.

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