En busca del equilibrio
Por: Berit Knudsen – El Montonero

La Real Academia define “equilibrio”, como “estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente”, pero también como “contrapeso o armonía entre cosas diversas”. ¿A qué equilibrio nos encaminamos? ¿Al de las fuerzas que se destruyen mutuamente o al del contrapeso para encontrar armonía?

El país sigue atravesando por una grave coyuntura. Las protestas violentas, algunas de ellas pueden ser definidas como actos terroristas, han disminuido, mas no cesado, desde el fallido golpe de Estado de Pedro Castillo. Las pérdidas materiales y humanas son lamentables, pero surgen evidencias que demuestran que este fue un plan diseñado para desestabilizar al país y con ello, cerrar el congreso, romper el orden democrático y lograr la asamblea constituyente con la consigna de la destrucción.

Hoy vemos un gobierno de transición, con una presidenta interina que, aunque formó parte del funesto gobierno anterior –nos guste o no–, muestra una actitud diferente, toma medidas para recuperar una calma que no hemos experimentado por más de un lustro. Ha nombrado a ministros que parecen actuar acorde con las circunstancias, con renuncias en educación y cultura, pero fueron reemplazados. Se percibe la intención de poner mano dura frente a los graves sucesos en el plano nacional e internacional y, por el bien del país, los peruanos debemos apoyar las buenas medidas, lo que no implica bajar la guardia y olvidar la fiscalización.

Un buen ejemplo son las acciones de Cancillería ante el intervencionismo de México y Colombia por las desafortunadas declaraciones de sus presidentes Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro, con una actitud firme respecto a la inaceptable injerencia en asuntos de nuestra soberanía. Queda pendiente el pronunciamiento de Cancillería sobre Cuba, Venezuela, Nicaragua y Argentina, quienes deberían ser igualmente desaprobados. Otro pendiente es exigir la renuncia de los embajadores José Manuel Rodríguez Cuadros y Harold Forsyth como Representantes del Perú ante Naciones Unidas y la OEA, cuya actuación –incluida la activación de la Carta Democrática–, ha sido reprobable.

Lo urgente es resolver los conflictos sociales en el país. El estado de emergencia era necesario y ha permitido localizar a responsables, interviniendo locales en donde operan. El ejército está frenando a esos 8,000 delincuentes que promueven la destrucción, pero la fiscalía debe tomar medidas contra los verdaderos agitadores y autores intelectuales. Me refiero a Guillermo Bermejo, Guido Bellido, Betssy Betzabet Chávez, Edgar Tello, Aníbal Torres, entre otros; ellos son el ala visible de la lista de conspiradores. No podemos tolerar más ese discurso de odio que nos llevó a esta crisis. Peor aún, es inadmisible que una universidad histórica como la San Marcos admita a Aníbal Torres, quien debería ser inhabilitado como docente.

Entre las ineludibles acciones está la renovación de las autoridades electorales y la revisión del sistema electoral. Pero el Parlamento debería además dar muestras de un cambio de actitud, suspendiendo a los congresistas con acusaciones por corrupción, promotores de la subversión o apología del terrorismo.

La situación que vivimos es sumamente grave, los atentados terroristas sólo agregan destrucción y pérdidas a un país que necesita equilibrio y armonía. Algunos demócratas se van sumando al gobierno para colaborar por el bien del Perú y esa es la actitud que precisamos para restablecer el orden. Es necesario buscar armonía para que el gobierno pueda concentrarse en los importantes temas postergados por demasiado tiempo; escuchando el reclamo de las poblaciones necesitadas, que como siempre son las más afectadas.

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