Lo qué se nos viene al comenzar el nuevo año
Por: Cecilia Bákula – El Montonero
Recibimos el año con no poca preocupación, pues cerramos el 2022 con mucha angustia e incertidumbre. Son muchos los frentes que tanto Dina Boluarte como las fuerzas del orden y la ciudadanía –la que quiere el bien del país– tendrán que atender con prioridad y especial cuidado.
Lo cierto es que, por mayoría, en el Congreso se aprobó que las próximas elecciones generales sean en abril de 2024. Ese acuerdo es solo un primer paso, ya que se requiere una legislatura adicional y debemos tener claro que solo se ha acordado la fecha del proceso, mas no las reformas que debe hacerse respecto a ese proceso. Creo, también, que no debemos dejar de tener en cuenta que ese acuerdo y esas reformas están de alguna manera motivadas o alentadas a raíz de los movimientos de insurrección que vivió el país en la primera semana de diciembre.
No cabe duda que el gatillo fue activado por las acciones desquiciadas de Castillo; pero sería iluso cerrar los ojos a las maniobras que viene ejecutando la izquierda extremista, para aprovechar de esa situación, para llevar agua a su molino y exacerbar la crisis a la que había llevado la incapacidad y el latrocinio de Castillo y sus allegados. El país estuvo el borde de la anarquía total, y los meses de desgobierno, desesperanza, atraso y frustración, fueron el perfecto caldo de cultivo para lo que se vivió y lo que sigue latente.
A pesar de lo que puedan decir unos pocos pseudo seguidores, Castillo no lidera nada ni es cabeza de nada; es tan solo el burdo pretexto de algunos que saben aprovecharl. Y esos traidores a la Nación deberían estar enmarrocados y purgando largas condenas, sin piedad alguna, porque el daño hecho es a los más necesitados, a los sueños, las esperanzas y los derechos de aquellos a los que dicen representar, que son precisamente a los que más engañan y a los que más explotan y abusan.
Pero dada ya la situación, cabe recordar que, un adelanto de elecciones es una manera de hacer ver que el país entiende, percibe y recuerda que la asunción de Perú Libre a la presidencia, incluida Dina Boluarte, estuvo envuelta en una serie de críticas y sospechas de fraude que, quizá, fueron más que sospechas. Inclusive, la inclusión de Boluarte en la plancha presidencial se vio rodeada de no pocas situaciones complejas que no han llegado a esclarecerse porque quienes están aún al frente de las autoridades electorales, no tienen intenciones de que la luz alumbre los oscuros rincones de su actuar. Entonces, el adelanto de elecciones, podría verse como una solución necesaria, además, a esas condiciones de origen.
Lo cierto es que nada podrá ser positivo si es que el Congreso, que parece haber entrado nuevamente en un letargo colectivo, no produce con inteligencia y aprueba con celeridad aquellas reformas que resultan indispensables para que el proceso electoral que se avecina pueda ser, en mucho, de mayor valor para el futuro de la democracia y el Estado de derecho del país. Y, como el enemigo lo tenemos dentro –además de muy activo en el frente externo– habrá que recurrir a las fuerzas coherentes del Congreso para que saquen a relucir los fundamentos de inteligente patriotismo que deben tener, por no decir los rezagos que debería quedar en ellos.
Lo cierto es que en el país estamos viviendo horas de mucha gravedad, y los tibios y las medias tintas son del todo inaceptables e inconvenientes. En este momento, el Congreso no puede bajar la guardia ni tampoco la Fiscalía, ni la prensa libre ni la ciudadanía pues la Patria no está aún a salvo. Hoy y desde hace ya muchos días tenemos una inaceptable, grave injerencia internacional en la zona sur que azuza a una población desinformada. Esa situación es culposamente permitida por la propia autoridad nacional incluida la Cancillería que, así como se rasgó las vestiduras y actuó con celeridad respecto a las expresiones de un senil presidente, como fue el caso de México, mira hacia otro lado cuando se trata de Colombia y Bolivia, permitiendo, facilitando y, de alguna manera autorizando esa situación.
Los testimonios que se ven y difunden en las redes sociales sobre la penetración boliviana en la zona sur son muy peligrosos e inaceptables. No se comprende por qué nuestras autoridades parecen un tanto catatónicas y timoratas pues no deciden actuar en defensa de nuestra soberanía y, sin duda, en defensa de los propios intereses de nuestro pueblo pues esa intromisión, grotesca, evidente, intolerable, en nada senil sino organizada que no busca otra cosa que el propio beneficio de quien la lidera y está muy lejos de desear nada que no sea una crisis agravada para obtener el quiebre del Estado de derecho en el Perú.
Y, en esas condiciones de alteración del orden y del espíritu, hay que sacar fuerzas democráticas para no desfallecer sin dejar de tener en la mira el objetivo: derrotar en todos los frentes al terrorismo y uno de esos frentes es el que se dará en las urnas; por ello, reformas mínimas son indispensables para que se pueda dar una lid electoral y para ello, el Congreso deberá concentrar sus energías en dar esas normas eficientes y no distraerse en otros intereses ni en otras leyes pues el tiempo es muy corto.
Entiendo, pues, que las reformas mínimas serían modificar la composición del Jurado Nacional de Elecciones, asumiendo por supuesto que se renueven las actuales cabezas pues de lo contrario, no tendríamos seguridad de transparencia ni garantía alguna del correcto proceso. Adicionalmente, hay que aprobar mecanismos de reelección parcial, una urgente bicameralidad y hacer unas mínimas reformas constitucionales que permitan blindar y proteger a nuestro país para que no puedan acceder a determinados cargos públicos quienes han sido condenados por terrorismo, sedición, homicidio y otros delitos graves aun cuando hayan cumplido la condena.
Y, al margen de esa ardua tarea, es indispensable seguir luchando para detener la insurrección y la anarquía, para dar soporte a Dina Boluarte pues es tarea de todos mantener la estabilidad de nuestra frágil democracia y ser vigilantes pues ella, aun tratando de ser (o parecer) que está en el justo medio, no podemos olvidar que es persona muy vinculada a las bases de Perú Libre y debe estar sometida a severísimas presiones que podrían pasar factura.
Aun en esas condiciones, deseamos todos que la paz sea una realidad y que podamos mirar el inicio de este año nuevo, con ilusión y esperanza para todos los peruanos por igual.