UN GRAN MAESTRO DE LA PINTURA ESPAÑOLA
Por: Por Julio Lopera Quintanilla – Centro Cultural Unsa

Juan de Valdés Leal, es uno de los más notables pintores, y grabadores españoles del periodo Barroco. Uno de los pintores más fecundos y afamados del Siglo de Oro. El maestro realizó su actividad artística entre Córdoba y Sevilla. Fue llamado por Enrique Romero de Torres “Pintor de muertos” .

Valdés Leal, quien es uno de los más grandes pintores españoles del siglo XVII nació en Sevilla el 4 de mayo de 1622, el mismo día fue bautizado en la parroquia de San Esteban. Fue su padre un honrado portugués llamado Fernando de Niza y su madre una sevillana con muy buenas dotes artísticas, se llamaba Antonia de Valdés Leal.

Valdés Leal, dejó siendo aún niño la ciudad de Córdoba, cuando llegó la peste para marchar a Sevilla y empezar una nueva vida. Contando con 25 años se casó en 1647 en la iglesia de San Vicente de Sevilla con Isabel Martín de Morales, talentosa pintora al óleo de apellido ilustre y familia hidalga. En su casa funcionó su atelier. Allí comenzó Valdés Leal su andar por el mundo de la pintura. Enseño más tarde a sus hijos el arte de la pintura y sus hijos lo siguieron. Vivió para la pintura.

Según algunos historiadores del arte Valdés Leal Inició su formación artística con Antonio de Castillo. En la opinión de Alfonso Emilio Pérez Sánchez conocido historiador del Arte especializado en el período barroco, Valdés Leal, inició su formación con Castillo en Córdoba y la finalizó al lado de Herrera el Viejo en Sevilla. La obra de Valdés Leal ha recibido la influencia de Francisco Herrera el joven y del conocido pintor Juan de Uceda.

Juan de Valdés Leal, es muy conocido por sus “Jeroglíficos de las postrimerías”, obras de gran relevancia, que muestran el gran talento del artista; destacan de modo especial dos grandes obras maestras de esa serie “Finis Gloriae Mundi” (el fin de las glorias mundanas) e ictu oculi (en un abrir y cerrar de ojos) que se conservan actualmente en el antiguo y señero Hospital de la Caridad de Sevilla.

“Finis Gloriae mundi” e “ictu oculi” Son dos obras que muestran siempre alegorías interesantes y didácticas que colocan a Valdés Leal como uno de los más altos exponentes de la Vanitas, un género característico de la pintura española y europea de gran valor simbólico y alegórico que resalta siempre la vacuidad de la vida y la relevancia de la muerte como fin de los placeres del mundo.

“Finis Gloriae Mundi” e “ictu oculi” son dos obras trascendentales que se complementan y representan de un modo simbólico la fugacidad de los placeres de la vida, la inminencia de la muerte y por tanto la necesidad de poner en práctica la caridad como virtud fundamental de la salvación cristiana.

Durante la primera estancia de Valdés Leal en Córdoba que tuvo lugar entre 1647 y 1649; pintó sus primeras obras. En 1647, ejecutó pinturas realmente trascendentales como el impecable y monumental: “San Andrés” que se conserva en la iglesia de San Francisco en Córdoba, una pintura que nos presenta una figura más grande que el tamaño natural. La obra tiene la influencia de Herrera El Viejo. Pintó también por esos años: “El Arrepentimiento de San Pedro” para la iglesia de San Pedro de la ciudad de Córdoba. En la obra, el apóstol San Pedro, el discípulo predilecto, aparece de cuerpo y medio y tres cuartos. “El arrepentimiento de San Pedro” es una de las obras más extraordinarias y brillantes del artista andaluz. De la obra existen varias versiones.

Después de esos tiempos de grandes experiencias en los que creo “San Andrés” y “El arrepentimiento de San Pedro” fue ganando riqueza cromática, dinamismo y libertad de factura.

Valdés Leal, pintó extraordinarias pinturas para las franciscanas del convento de Santa Clara de Carmona en Sevilla; allí contando con tan solo 31 años ejecutó una serie de lienzos sobre la vida de Clara; en la realización de estas obras el genial artista hizo gala de un empeño creativo sin precedentes y mostro a la humanidad una producción impetuosa siempre evocadora del espíritu de Rubens.

Entre estas obras destacan: “La toma del hábito de Santa Clara”, “El obispo de Asís entregando la palma a Santa Clara”, “La Profesión de religiosa”, “El milagro de Santa Inés”, “La procesión de Santa Clara con la Sagrada Forma”, “La Retirada de los sarracenos”, “La muerte de Santa Clara”, “La muerte de Santa Clara con la aparición de Jesús y la Virgen acompañados de un coro de vírgenes”

Durante la segunda instancia en Córdoba que tuvo lugar entre 1654 y 1656 pintó magnificas obras relacionadas a distintos temas religiosos: “Elías y los Profetas de Baal”, “La Virgen de los Plateros”, “Eloy y San Antonio de Padua”, La Inmaculada Concepción con San Felipe y Santiago el Mayor”, “San Elías arrebatado del cielo” Para el convento de San Jerónimo ejecutó: “Las tentaciones de San Jerónimo”, también “Mártir de la orden de San Jerónimo”

Valdez Leal tiene un dibujo excesivamente rígido y un lenguaje plástico que expresa siempre dulzura y calma, aspereza y dramatismo y de modo particular truculencia extrema.

El pintor sevillano realiza para la ejecución de sus obras una mezcla de colores estridentes, experimenta con los colores, sus pinturas tienen muchas veces el cariz de la representación teatral y sus personajes tienen casi siempre una gran fuerza dramática. Valdés fue muy incomprendido en su tiempo, en una época en la que se valoraba mucho en el campo del arte la sutileza y la dulzura, Valdés aborda temas de modo diferente y emplea las técnicas de un modo distinto. La obra de Valdés Leal a diferencia de la de Murillo no se ajustaba a los criterios, apreciaciones y valores del contexto artístico y cultural en el que discurrió su vida y su obra.

Predomina siempre en su obra la expresividad sobre la belleza, es un pintor muy original que tiene puntos de vista muy personales que involucran al espectador, tiene siempre fondos muy esquemáticos con los que consigue una sensación de profundidad, de espacio y de amplitud.

El maestro tuvo siempre una necesidad de renovarse para competir con el rotundo éxito de Murillo al que tuvo que sobreponerse una y otra vez lo que lo llevo a crear un estilo personal y hasta expresionista

El famoso tratadista Antonio Palomino define a Valdez Leal de la siguiente manera. “Fue un hombre de mediana estatura, grueso pero bien hecho, redondo de semblante, ojos vivos y color trigueño claro. Fue esplendido y generoso en socorrer con documentos a cualquiera que solicitaba su corrección, al paso que era altivo y sacudido con los presuntuosos y desvanecidos”.

DATO

Juan de Valdés Leal quien falleció en Sevilla el 16 de octubre de 1690, es un maestro que refleja como pocos el espíritu de un tiempo con sus extraordinarios claroscuros. Su obra plástica tiene una enorme fuerza y una gran expresividad que anuncia estilos de los nuevos tiempos.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.