Reforzar la imagen internacional del Perú
Por: Cecilia Bákula – El Montonero
En los últimos días vemos cómo en diversos sectores y lugares del mundo se están difundiendo informaciones en exceso tergiversadas, tendenciosas y malintencionadas de lo que viene sucediendo en el país. Ante ello, es indispensable actuar con rapidez y eficiencia, pues no se puede perder el nivel de la buena imagen que se había logrado del Perú, y no solo en lo relativo a la estabilidad económica y en la riqueza que se ofrece como destino turístico, sino como potencial, realidad que es, existe y perdura.
Parece urgente invertir en ello y participar en medios de prensa internacionales, dando mensajes ciertos, firmes, contundentes y verdaderos respecto a lo que sucede en nuestros días en el Perú. Y hacerlo, dejando palmaria constancia de que el golpe de Estado del que tanto se habla fue perpetrado, o mejor dicho se intentó perpetrar, por Pedro Castillo. Y que Dina Boluarte es legítimamente presidente constitucional de la República, y que asumió el mando con la anuencia de una impresionante mayoría de votos en el Congreso, pues en esa instancia legislativa, se deliberó y aprobó la vacancia de Castillo y la transferencia del poder legítimo y constitucional a Boluarte. No se quiere tapar el sol con un dedo y decir que los males de nuestra sociedad surgieron hace un mes, pero sí es posible señalar que la violencia desaforada que vivimos es producto de los intereses exacerbados de unos pocos que quieren hacer que el caos se imponga. Así lo demuestra el clamor por la paz que, luego de días de agónico vivir, expresan los pueblos.
Hoy, el país es víctima de intereses ajenos, extranjeros y en los movimientos sociales, en las marchas que vemos, claro que participan peruanos, muchos de los cuales incurren en conductas desquiciadas pues se dejan engañar, lamentablemente, por un discurso equivocado, ya trasnochado de un socialismo que solo ha llevado más pobreza a los pueblos que lo han abrazado. Esos actos, delincuenciales, ilegales y terroristas, están liderados, casi siempre por agentes extranjeros y es necesario señalar que nuestro país, dará la batalla por su independencia de esos intereses y de esas ideologías, precisamente, porque nos sabemos libres, porque en esa condición es que nos sabemos necesarios e indispensables para toda la América. No es la primera vez que eso sucede. Hace ya 200 años, de nosotros dependió la libertad del continente, la definición de la independencia de América. Quizá a muchos vecinos, esa realidad les incomoda, pero la historia es así. Al margen de ello, el nuestro es un territorio riquísimo y más que deseable, que se apetece y ansía desesperadamente, se requiere y se necesita, pero es del Perú y solo será para servir a los intereses de los propios peruanos, no para atender los mezquinos y desquiciados planes de otros. Oro, litio, titanio, plata, cobre y muchos otros productos que el mundo requiere están en nuestro territorio y hoy, un nefasto mensaje se viene difundiendo y el Perú tiene que contrarrestar rápidamente esa ola de desinformación que quiere hacernos ver como si fuéramos la antesala del infierno del Dante.
Enfrentar a esos grupúsculos de odiadores del país, de resentidos con su propia existencia, que van por el mundo difundiendo ideas equivocadas de nuestra realidad histórica y del momento actual, tiene que ser atajada de inmediato. En muchas ocasiones el Perú ha logrado posicionarse con una imagen de éxito y como un destino sumamente atractivo; esa imagen tiene que ser recuperada y no solo a nivel del turismo, sector por demás maltratado en este momento, sino ante la visión de líderes de opinión, periodistas, columnistas, inversionistas y personas sensatas. Pero hay que llegar a ellos. Hay que desbaratar las mentiras y opacar, con la verdad, la nata negra que se viene difundiendo y ello se logrará con una estructurada estrategia de moderno marketing de relaciones públicas y de inversión en las redes sociales y en plataformas mediáticas. ¿El costo?: ¡el futuro!, es decir, es una inversión de subsistencia, indispensable, urgente.
No puedo dejar de reconocer la meritoria y eficiente labor que viene llevando a cabo nuestra Cancillería, a la que respeto mucho pues, como he indicado en repetidas oportunidades, es una institución bicentenaria en la que, gracias a sus funcionarios, ha primado la luz, notoriamente más que los escasos períodos de sombra. Es necesario decir que su profesionalismo destaca y la canciller Ana Cecilia Gervasi, ha dado muestras de fortaleza y firmeza, como cuando expresó con claridad la postura del Perú en la reciente reunión de la CELAC en donde, a manera de concierto de títeres orquestados por otros, algunos jefes de gobiernos, se permitieron expresar opiniones, no solo falsas, sino tendenciosas, equivocadas y malintencionadas respecto a nuestro país. Boric, o Xiomara Castro, por ejemplo, a quienes se les aplica, perfectamente la parábola de la paja en el ojo ajeno, se manifestaron no sólo con desparpajo, sino con total desconocimiento y falta de respeto y ello fue frontalmente rechazado, con elegancia, claridad y firmeza por la canciller. ¿Será que a esos gobernantes, digo por mencionar sólo a algunos, les resulta más cómodo hablar de otros y cerrar los ojos a la terrible realidad que se vive en Chile y Honduras, sus países?
Y así como nuestra Cancillería actuó bien cuando cesó a embajadores políticos que en poco o en nada coadyuvaron al manejo de la buena imagen del país en el momento de la transición constitucional, así como actuó rápidamente en el caso del embajador de México y se ha retirado a nuestra embajadora en Honduras, quizá es momento de expresar con mayor firmeza nuestro malestar ante la intromisión descarada, petulante y atrevida de otros gobernantes en asuntos internos. El que estemos viviendo días de tristísimo enfrentamiento, que pudieran tener un trasfondo de reclamo justo, éste ha quedado opacado por la barbarie, el terrorismo y el descontrol y esa situación, en nada justifica la retahíla de mentiras que se viene difundiendo sobre nuestra historia y nuestra realidad, lo que es aprovechado por opinólogos y gobernantes ajenos a quienes les es más fácil hablar de nosotros que ver sus propias y severas crisis.
Los ciudadanos debemos entender que desde hace años carecemos de una clase política o, por lo menos de un grupo que merezca recibir ese nombre y que es indispensable que una generación nueva, sin prontuarios y con capacidades y no hablo de edades sino de voluntades, se atrevan a dar el paso de participar en la vida política pues no es posible, ni aceptable ni el Perú resistirá el que los cargos públicos y las decisiones de gobierno, en cualquier nivel de éste, estén en manos de quienes tienen procesos por terrorismo, o vinculación con el narcotráfico, o con acusaciones de violencia y que para intentar evadir la justicia, tienen como única arma la de repetir una verborrea vacía que sólo pone de manifiesto, además de su incapacidad, su voluntad de hacer del Estado, un gran botín, en desmedro de aquellos a los que dicen, supuestamente, representar.
Y todo ello, debe ser desenmascarado a nivel internacional pues como lo mencioné en una nota anterior, el nuestro no es un país pobre sino uno en donde se han acomodado una gavilla de ladrones que se escudan en la impunidad y en la aplicación retorcida de la ley pues ésta existe, pero se explica, entiende y aplica con excesiva permisividad, sin igualdad y, al final, con total injusticia.
Dijimos, también, que el sustrato de los reclamos, sin avalar los medios que se vienen utilizando, podrían comprenderse teniendo que asumir que han sido las autoridades regionales, que recibieron millonarias y contundentes aportes por concepto de cánones mineros, las que han llevado a sus regiones a niveles de pobreza nunca antes vistos. Y ello, debe también ser denunciado, en cuanto a ser conocido, a nivel internacional, para que cese el discurso equivocado respecto al repetido y falso mensaje de que solo la capital es culpable y responsable.
Ese discurso está también siendo promovido, ahora, por quienes hace un mes apoyaron la moción de vacar a Castillo, cuya permanencia en el poder era insostenible y dieron su voto de confianza a Dina Boluarte pero, en cuanto ella tomó las riendas y esos grupos se percataron de que su poder empezaba a minimizarse y reducirse, empezó una lucha sin cuartel, anteponiendo sus intereses, los propios, mezquinos y particulares, antes de cualquier otro sentimiento o interés nacional. Traición tras traición.
A ese discurso que ahora denominan “narrativa” se han unido muchos medios de comunicación que reclaman al haber perdido un jugoso y constante ingreso como auspicio gubernamental y son capaces de incendiar día a día la pradera, sin importar lo que cueste, con tal de liquidar a quien los va poniendo “en vereda”.
Pero esto pasará, aunque no sabemos cuáles serán las consecuencias que, sin duda, serán graves y dolorosas, pero la paz es un bien al que nunca debemos dejar de aspirar y ello debe conocerse y mostrarse como imagen fundamental de nuestra manera de ser.