GOBIERNO DE BOLUARTE SIN SOPORTE POLÍTICO, ¿SE VA QUEDANDO SOLA?
Por: Alejandro Paz

El poder necesita el consensus virtualmente total de los socios políticos. Cómo se obtiene este consensus y cuáles son sus motivaciones es una cuestión distinta: puede haber consensus de solidaridad, de indiferencia, de miedo… ¿Hasta qué punto un enfrentamiento de la violencia de los oprimidos (o de los que piensan que lo son) contra el poder resulta triunfante? Sólo si el poder deja de ser poder, es decir, consensus. La revolución triunfa cuando se viene abajo el poder, por falta de consensus –del consensus global o con más frecuencia, del consensus cualificado del ejército–; si esto no ocurre, la revolución violenta es siempre sofocada: por las armas, sin duda, pero –detrás– por el consensus. Gómez Pérez (1975)

Desde el reinicio de las protestas del 04 de enero, aún continúan las pancartas demandando la renuncia de la presidenta Boluarte, el cierre del deslegitimizado Congreso, adelanto de elecciones generales, sumado el equívoco referéndum para asamblea constituyente para una nueva Constitución, y la soterrada libertad de Castillo. Protestas que ya han conllevado a la muerte de más de medio centenar de personas.

Hoy, se ve ya quemada la Comisaría de la PNP de Juli y una veintena aproximada de heridos. Veremos luego protestas en los distritos clase “A” de Lima, en los que sus calles son ajenas a toda movilización y cuya vida discurre sin molestia alguna. Luego pasarán por las playas del sur de Lima (Asia) y recién el centralismo de la Capital se volverá a dar cuenta que el verano ya ha terminado, los problemas del país profundo no han sido solucionados, pues si siempre los ignoraron, no sabían que existía.

Al frente, un gobierno que el día viernes lanzaba un lacónico programa de medidas extraordinarias para reactivar la economía en Puno, ha recibido como respuesta la violencia popular. La provinciana presidenta, ha sido capturada por el poder del centralismo; al parecer, ya no entiende que sucede en el país.

No encuentra la fórmula para restablecer el orden interno, menos la pacificación, que sigue siendo pisoteada por vándalos, marginales y de una población informal, acostumbrada a vivir sin la presencia del estado.

En este escenario, políticos y analistas hipócritas demandan la renuncia de la presidenta, por su incapacidad para restablecer el orden, y por las muertes ocurridas desde el fallido golpe de Castillo. Demandan acción, pero piden que las fuerzas del orden y las fuerzas armadas no hagan uso de la fuerza ni de sus armas de reglamento; es decir, se paren a un costado de la vereda y vean pasar las manifestaciones, socorrer a ciudadanos agredidos, constatar qué propiedades públicas y privadas son afectadas, sin mayor intervención. Qué absurdo.

Las fuerzas del orden y las fuerzas armadas están para restablecer el orden interno en estas circunstancias, garantizar la seguridad nacional y procurar la pacificación del país. Sus limitaciones las da la ley. Es su deber, antes de regresar a sus comisarías y cuarteles, entregarnos un país en orden y pacificado. Es nuestro deber, protegerles y asegurar su integridad, reconocer su alta moral, pues si en las noches dormimos tranquilos, es por la seguridad que ellos nos dan en vigilia.

Señora Presidenta, su gobierno no tiene respaldo político. No tiene un partido o movimiento político que le secunde, que respalde sus decisiones. Tiene demandas y cuestionamientos, luego seguirán las denuncias. Entonces, ante la incertidumbre de las opacas decisiones de su gobierno, se está quedando sola. Reaccione.

Reiteramos, hay que consensuar. Consensuar para procurar un inmediato restablecimiento del orden público, para superar las crisis social, política y económica del país. Consensuar para allanar pactos políticos en pro de la gobernabilidad del país ahora y a futuro. Las soluciones no son inmediatas, pero las acciones deben serlo. Es un proceso, lato, pero hay que comenzar y convencer con voluntad política y amor al país. Sí es posible.

Sentarse, paradójicamente, con congresistas inaceptables y hasta despreciables, pero ni modo, son parte de un poder. Convocar al Poder Judicial. Convocar al Consejo de Defensa Nacional. Convocar al empresariado para que se comprometa activamente con el desarrollo del país. Convocar a la clase trabajadora, sindical, para que igualmente se comprometa a trabajar por el país. Convocar a líderes de las diferentes iglesias y organizaciones representativas del país. Es decir, señora Presidenta, consensus.

Si aceptó, gobernar el país debe ser visionaria de un Perú con futuro, tenemos los recursos para encabezar el mejor crecimiento en Latinoamérica, que nos vean como ejemplo. No tomar como ejemplo a otros países. Para ello, debemos solucionar nuestros problemas internos entre peruanos, sin aceptar ninguna injerencia. Entiéndanlo todos, internacionalistas, globalistas. El Perú va a ser grande sólo si los peruanos nos lo proponemos.

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