El trabajo de ser un individuo
Por: Oswaldo Chanove
Lo posible ha engordado mucho en esta era. El inconveniente de tener demasiadas posibilidades son las horas de insomnio imaginando las alternativas, las rutas diversas. Curiosamente, siempre aparcamos en la opción que está libre de encrucijadas. Queremos una vida intransferible, lo único que exigimos es una ración de pan lo suficientemente nutritiva. Ansiamos ubicarnos en un lugar tan certero que no haya espacio para la duda, ese ingrediente corrosivo.
Pero estamos muy equivocados. Anhelar lo que no fuimos, lo que no somos, lo que no seremos, nos coloca en una perspectiva de vida potencialmente enriquecedora. Lo que no fuimos es una incógnita que se despliega, que elabora secretamente sobre el presente y el futuro, sobre la realidad objetiva que nos ha tocado. Lo que no fuimos nos da un indicio de que la realidad —eso que somos— se extiende hacia un horizonte de 360°, imperceptible a simple vista.
Yo soy parte de un universo inexplorado que vislumbro, únicamente, con un lacerante e impreciso sentimiento. Eso que soy en el territorio de la posibilidad es lo que me moviliza. Lo que no soy me hace ser —un poco más— lo que soy.