La Felicidad
Por: Pedro Rodríguez Chirirnos – Asociación Rerum novarum.

A veces confundimos lo que es el éxito con la felicidad, pero gran parte de vivir es distinguir uno de lo otro. Encontraremos personas felices, pero sin éxito, también exitosas, pero sin felicidad, en algunos casos los dos o nada. Veamos, la palabra felicidad viene de “felix”, afortunado, que consigue lo que busca, feliz. Entendemos que es una vivencia subjetiva o interna, de un estado de alegría y dicha permanente o estable.

Mientras que la alegría es la exteriorización de la satisfacción del vivir, mientras que la dicha es la vivencia interior de la alegría, de la que proviene. Mientras éxito proviene de “exitus”, de salida, de resultado. No solo buscamos vivir a medias, queremos la plenitud, aspiramos muchas cosas en la vida, seguridad, vivienda, viajes, alimentación, numerosos y diferentes medios para vivir. También, el reconocimiento, la valía de ser una buena persona, un buen ciudadano, entre otras. Y pasamos gran parte de la vida descubriendo lo que nos puede hacer feliz y logrando ellas para serlo. Desear es el primer paso para lograrlo, en lo personal, en la familia, en la sociedad. Buscamos aquello que pueda darnos felicidad y éxito.

Todo lo que emprendemos, lo hacemos por un fin, buscamos un fin último, el cual es la felicidad. El final, en ese sentido tiene razón de principio porque es lo primero que debes hacer para llegar a ese fin. En pocas palabras quieres ser feliz, pero no puedes lograrlo pisoteando a los demás, engañando, mintiendo, robando a otros, el fin no justifica los medios. Eso es el final, el bien último, en el caso nuestro como propuesta de hacer algo en común, de ser partido; es el bien común. Eso es obtener las situaciones en nuestra sociedad para que logremos las condiciones para llegar a ese bien de cada uno y para todos. Lograr la igualdad de oportunidades para desarrollar toda nuestra potencialidad. Ello dará felicidad, no a todos, pero la propuesta es así, a todos.

Para lograrlo, es necesario tener una autoridad, una legitima que surja de la democracia, que tenga el poder, pero sujeto a la ley, que lleve a la comunidad, para lograr el bien; el bien común. Necesitamos una representante que trate de ordenarnos a ese bien, por lo cual debemos de elegir bien a los conductores que asuman ese rol, tan importante en nuestros días. Pero que hoy lamentablemente como ayer, nos lo recuerda Basadre, estamos ante una política desprestigiada por actores que han visto nuestra patria como un festín o banquete, pero no como una tarea que emprender.

Para ello, necesitamos personas con honradez y capacidad, que tengan las ideas claras y el brazo firme para guiar, que miren a lo lejos, pero midan sus pasos. Y los tenemos tanto hombres como mujeres en el partido, pero tenemos que creer. Puesto que tenemos la condición de ser pobres, en lo material, en lo psicológico, moral, en fin.

En esa condición que estamos se presentan varios problemas como la inseguridad ciudadana, el transporte público, la contaminación, la corrupción por citar algunos, a nosotros nos compete resolvernos. Está bien, para algunos primero resolver la seguridad, para otros el transporte primero, pero lo importante es ponerse de acuerdo y empezar. Quizás sean tres o muchos años para resolverlos, pero empecemos.

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