Eusebio Quiroz Paz Soldán: El más querido historiador de los últimos tiempos
Como Juan Manuel Polar Vargas, el más querido maestro de todos los tiempos, sembró la semilla del conocimiento en tierra fértil, despertó la admiración de sus amigos y discípulos, y además fue un hombre adornado de grandes virtudes cívicas y ciudadanas.
Muere el autor pero no la obra, es lo único que nos consuela en circunstancias como estas en que acaba de fallecer el más querido historiador de Arequipa, Eusebio Quiroz Paz Soldán (1940-2023), personaje entrañable que apreciaron por igual alumnos, amigos y pares, durante su carrera como docente e intelectual público.
Su obra trascenderá a las futuras generaciones de arequipeñas y arequipeños, pero para quienes no lo conocieron personalmente, es bueno que sepan que se trató de un ciudadano ejemplar, que se caracterizó por su excelente sentido del humor.
Eusebio Quiroz Paz Soldán fue docente en la Universidad Nacional de San Agustín y destacó por la elocuencia en la manera de transmitir los conocimientos históricos a sus alumnos. Pero, sobre todo, fue un auténtico maestro que prodigó sus conocimientos y consejos dentro y fuera del aula.
Su vocación por la historia hizo que él mismo contara, a través de cartas dirigidas a su nieto, cómo decidió dedicarse a la historia y cuál era la labor del historiador profesional, un magisterio que él consideraba de gran importancia para la sociedad, pero que al mismo tiempo requería de auténtica vocación para dedicarse en su caso al estudio y a la investigación, que no siempre se ve compensado económicamente. Alguna vez dijo en un acto público, refiriéndose a dos discípulos suyos, que habían decidido ser pobres por dedicarse a la historia. Su testimonio era real, solo él sabía de las tribulaciones que vive el investigador en su labor diaria. Sin embargo, había de por medio una satisfacción personal por hacer del oficio de historiador un trabajo digno y paciente con el cual vivir decorosamente.
La mayor gratitud para él fue recibir el aprecio de los lectores de su obra histórica, además del reconocimiento de las instituciones que respaldaron su trabajo como historiador. La institución histórica unánimemente le reconoció sus méritos académicos y de eso podemos estar satisfechos, porque en vida disfrutó del aplauso de sus amigos, colegas y discípulos.
Uno de los principales referentes culturales de Arequipa en el siglo XX ha sido, sin duda, el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, por la importancia de su producción histórica, pero también por su caballerosidad y don de gentes que lo hacían inconfundible. Tenía una narrativa histórica muy sugerente, sabía cómo llegar a un auditorio con la palabra clara y precisa. Escucharlo hablar de la historia era un deleite por la elocuencia de sus palabras. Era, pues, un auténtico maestro, no solo en el aula sino también fuera de ella. Tenía discípulos que asistían al maestro en sus investigaciones, pero que también aprendieron de su magisterio en su propia biblioteca, rodeado de sus libros, respirando un ambiente agradable de plenitud cultural.
Cuando se le visitaba en su casa de la Urbanización Magisterial, estaba siempre en su biblioteca ocupado leyendo algún libro o preparando algún texto. Hacía una pausa en su trabajo y dedicaba el tiempo que fuera necesario para atender a sus eventuales visitas. Aunque, en su caso, fue más para recibir lecciones y consejos del maestro, ocasión que, por cierto, no desaprovechaba para ponerse al día con las noticias del mundo académico.
El 2011, el Gobierno Regional de Arequipa publicó parte de la obra medular del historiador arequipeño, bajo el título “Obra histórica de Arequipa”, que recopila en un solo volumen la mayoría de sus publicaciones anteriores. Cabe destacar sus investigaciones dedicadas a la participación de Arequipa en la guerra con Chile. Sin embargo, hay dos trabajos en particular por los cuales el nombre de Eusebio Quiroz Paz Soldán trascenderá en el tiempo. El primero está dedicado a la historia republicana de Arequipa en el siglo XIX, que se publicó en 1990 como parte de la “Historia General de Arequipa”, obra de fundamental consulta por especialistas y profanos. El segundo estudio y principal aporte suyo fue el tema de la identidad cultural mestiza de Arequipa. En 1990, con motivo del discurso que pronunció en el aniversario de Arequipa, se publicó “Arequipa: pasado y presente”. Allí expuso su teoría sobre Arequipa, que en mi opinión es su legado principal.
El viernes 13 de marzo de 2019, la Universidad La Salle presentó bajo su auspicio la que sería su último y principal aporte con el título de “Identidad cultural mestiza de Arequipa”, después de 30 años de desarrollar su teoría sobre Arequipa. Esta es la obra medular del historiador, con la cual apertura un debate académico sobre la materia. Allí expone su teoría en base a la arquitectura, gastronomía, religiosidad, música y el habla popular arequipeña. Con sólidos argumentos el historiador llega a la conclusión que Arequipa ha vivido un proceso cultural con aportes recibidos del mundo occidental y andino, haciendo que seamos una síntesis en la diversidad cultural del país.
Eusebio Quiroz Paz Soldán formó parte de una nueva generación de historiadores arequipeños, con otras perspectivas y horizontes, sin dejar de reconocer la fascinación que ejerció la figura de don Jorge Basadre, el historiador de la república. A él, justamente, dedicó un libro que publicó la Universidad Católica de Santa María, con motivo del centenario del nacimiento del historiador tacneño. Cuando invocaba su nombre lo hacía que gran respeto personal e intelectual. Fue en 1980 cuando viajó a Lima con otras autoridades universitarias de San Agustín para entregarle a Basadre el doctorado honoris causa. Aquella vez, leyó un discurso en presencia del historiador que tituló “El magisterio espiritual del hombre justo”. Este título dedicado a Basadre bien podría ser el epitafio del historiador arequipeño, por su formación cristiana y en valores que también supo trasmitir a sus estudiantes.
Tal vez por eso sintió admiración por la figura histórica del héroe Miguel Grau, sobre el cual escribió una extensa biografía, donde destacaba sus cualidades personales y valores, puestos a prueba en la esfera pública y privada. Si Basadre y Grau eran las personas que él más admirada, era porque compartía con ellos sus mismos principios de vida. En realidad, fue así. Don Eusebio fue un padre ejemplar, un esposo devoto y gran compañero de doña Lucy.
Su magisterio profesional hizo que preparara el libro titulado “Para enseñar historia del Perú”, dirigido a los profesores de escuela, con la finalidad de brindarles materiales de enseñanza de un curso que consideraba primordial para la formación de un ciudadano.
El maestro fue generoso al brindarme su amistad. Escuché de él muchos consejos y sobre todo palabras de aliento para continuar estudiando y aprendiendo. Afortunadamente, tuve la oportunidad de decirle varias veces en privado y en público lo mucho que apreciaba su amistad y lo importante que fue en mi vida. Sus amigos y continuadores de su obra histórica le debemos lealtad a su memoria, la que tenemos el deber de mantener viva.