VISITA DE LULA SACUDE CELEBRACIÓN
PORTUGAL
El presidente brasileño culmina su visita de Estado a Portugal entre ovaciones de la izquierda y protestas sonoras de la ultraderecha durante un acto en el Parlamento.
Lula, para bien y para mal, es un símbolo. Ayer martes volvió a demostrarse en la Asamblea de la República de Portugal, donde se celebró un solemne acto de bienvenida que, paradójicamente, cerraba su visita de Estado de cinco días, antes de salir hacia Madrid, donde culminará esta gira europea. Los 12 diputados ultraderechistas de Chega, la tercera fuerza parlamentaria, siguieron en pie con banderas ucranianas y carteles contra la corrupción el discurso del mandatario brasileño y combatieron los aplausos de los demás con golpes sobre las mesas.
“Basta de insultos, basta de avergonzar a las instituciones, basta de avergonzar el nombre de Portugal”, les reprendió con severidad el presidente de la Cámara, Augusto Santos Silva, que pidió “disculpas” al brasileño por el “incidente”. Lula minimizó el asunto a su salida como una “escena ridícula”.
La polarización que suscita Lula ya se había mostrado en el exterior de la Asamblea —el Parlamento unicameral portugués—, donde se celebraron desde las 9.00 horas manifestaciones a favor y en contra, distanciadas físicamente por un control policial para evitar tensiones. Dentro del hemiciclo, además, hubo varias escalas de protesta. Además de la ruidosa de Chega, el grupo de Iniciativa Liberal desairó al brasileño ausentándose de sus escaños, con excepción del portavoz parlamentario. La intervención de Lula también fue recibida con frialdad por el líder del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), Luis Montenegro, que no aplaudió sus palabras aunque le saludó con cortesía.