«¿Los organismos internacionales cumplen con sus fines y objetivos?»
Por: Jorge Delgado-RERUM NOVARUM
En estos últimos días, se han emitido muchos comentarios y opiniones del informe emitido por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH). Informe, que como la mayoría opina, y también a nuestro humilde parecer, completamente sesgado, y, sobre todo, politizado.
Los organismos internacionales fueron creados con propósitos humanitarios y principalmente, de arbitraje, esas son sus funciones y objetivos.
La CIDH como parte de la OEA tiene como objetivo, citamos en forma textual: “La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano”.
Está integrado por 7 miembros e imaginamos, por una serie de persones que actúan como asesores y consultores.
Pero ¿Qué sucede cuándo estos organismos no cumplen con sus objetivos y funciones? Pues, definitivamente esos propósitos humanitarios y de arbitraje no se cumplen.
Aquí hay 3 temas que nos deben llamar muchísimo nuestra atención:
Uno, estos informes dan una imagen de un país hacia la comunidad internacional, afectándola política, social y económicamente, para bien, o para mal.
Dos, estos informes también crean una corriente de opinión, si éste está parcializado, esta corriente de opinión puede polarizarse.
Y tres, la opinión de organismos internacionales, como la CIDH, son importantes para captar y atraer situaciones en lo político, social y económico.
Esto no sólo se da en la opinión de este tipo de organismos, también podemos comprobarlo, aquellos que escuchamos o vemos medios internacionales, de manera regular o en contadas ocasiones, que en RFI (Radio Francia Internacional), en este caso en particular, también realiza numerables opiniones. Hemos constatado cómo se le da tribuna sólo a una de las partes de un conflicto y a la otra no. Esto se llama parcialización. Este simple ejemplo, nos refleja la situación que se da en los medios y organismos a nivel nacional e internacional.
Pero qué sucede cuando esto se da desde un organismo internacional que alberga un cierto número de países, caso CIDH, esto parece más cercano a la realidad que una simple suposición, pues, de los 7 miembros de la CIDH, la mayoría tiene una orientación ideológica, por no decir intereses personales o de grupo, por lo que nos preguntamos: ¿Es posible evaluar una situación siendo completamente objetivo? No, definitivamente no.
Resultado, se pierde la objetividad dada justo por su marco principista.
Los organismos internacionales, repetimos, son de naturaleza principista y valorativa. Sin color político, orientados a proteger integralmente al ser humano. No están orientados a intereses de grupo o personales, surgiendo inmediatamente una pregunta. ¿La ONU y la OEA cumplen con esta protección y vigilancia de la integridad de la persona humana?
Digamos, sólo digamos, que se cumple un 50 50. Un 50 va a la ayuda humanitaria, que sí vemos y constatamos trata de cumplir. Pero el otro 50, la parte valorativa del ser humano, es bien cuestionable.
Lamentablemente si la ONU y la OEA, sobre toda la OEA, se politizan, qué validez podría tener una información emitida por ellos, ninguna.
Países desarrollados, “Primer Mundo”, pertenecientes a estos organismos, por lo general, cuando estos organismos emiten un fallo o una opinión que va en contra de sus propios intereses, no lo toman en cuenta, sobre todo cuando creen que atenta contra su soberanía. Por ejemplo: Estados Unidos, Rusia, Corea del Norte, Venezuela, etc.
La OEA es la más cuestionada en esos términos, surgiendo esta vez otra pregunta: ¿El problema es de la OEA o de las personas que la integran? Los objetivos y fines de la OEA están claramente definidos en el marco constitutivo de su declaración de principios. Entonces, se deduce, que son las personas las que lo integran las que no hacen cumplir estos principios, cierto, ¿no?
Por eso, cuando estos informes no cumplen con su marco de declaración de principios, son las personas que, bajo su propia interpretación de estos principios, elaboran estos documentos y lo sesgan. Es decir, si el miembro tiene una idea política y esta idea va a distorsionar el contenido de un documento, ¿será este objetivo? Bien difícil no cierto.
Lamentablemente, creemos, que los organismos internacionales de naturaleza principistas, cuyos integrantes tienen una idea política, no van a cumplir con la naturaleza para la cual fueron creados.
Otros sí lo hacen, por poner un ejemplo “Greenpeace”, es un grupo que sí trata de cumplir con sus fines y objetivos a nivel mundial. Es decir, con el propósito por el cual fue creado.
En su declaración de principios la OEA dice: “Los propósitos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) son los siguientes: Afianzar la paz y la seguridad del Continente; prevenir las posible causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de las controversias que surjan entre los Estados Miembros; organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión; procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se susciten entre él y los; y promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y cultural”.
Una Sociedad Intermedia nace con sus propios fines y objetivos, son los seres humanos los que pueden desvirtuar estos fines y objetivos. Este es uno de los muchos ejemplos a nivel internacional. En el caso Nacional, ya se ha hablado mucho en nuestros artículos, miremos sólo las instituciones del estado, cuyo rol está definido por una serie de pautas, leyes y normas, ¿cumplen estos con sus objetivos y funciones?
Dejamos a su análisis lo expuesto en estas breves líneas, poniendo en duda la validez de los organismos internacionales, no de todos por su puesto. De su participación en todas las actividades del ser humano, en este caso. con énfasis en la OEA. Ojo, no por el mero hecho de una opinión, sino justo por sus acciones, en este caso el informe de la CIDH entregado al Perú, en estos últimos días.
Finalizando, hemos mencionado alguna vez la situación mundial. Muchas veces la falta de identidad de estos organismos, su opinión y participación desde principios del siglo XIX a la fecha, han llevado a este presente. Cada uno debe ver si es bueno o malo.
Lo cierto es que sí, pueden influir en las situaciones particulares de un grupo humano, en este caso de una nación y particularmente en una acción traducida en un informe por la CIDH.