EL VALOR DE LA PERTENENCIA Y LA AMISTAD (Segunda parte)

Por Juan Manuel Zevallos RodríguezPsiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.

HOY CONOCÍ EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

El mundo es un lugar bello para vivir. En él hay seguridad, si hay seguridad en nuestro interior. Hay paz, si la paz la hemos cosechado en nuestro corazón. Hay felicidad, si la hemos descubierto en cada uno de nuestros actos. Es cierto también. ¡Debemos cuidarnos!, por ello cada uno de nosotros, padres, deben ayudar a sus hijos a que desarrollen relaciones amicales constructivas, tanto dentro del medio familiar como dentro del medio social. Dicen que encontrar un verdadero amigo es como encontrar un diamante. Es cierto, “sólo conoces quién es tu amigo cuando caes en desgracia o cuando estás enfermo”, afirma el dicho popular. 

Si nuestros hijos cultivan buenas relaciones de afecto y compromiso en el medio social tendrán la base necesaria para sentirse seguros en el camino de la vida.

Cuando nuestros hijos encuentren un amigo de verdad, encontrarán todo, un compromiso, una entrega, una esperanza y un nuevo creer en Dios. De seguro también encontrarán la razón de la siguiente historia.

“Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta de que los tres habían muerto en un accidente.

(A veces los muertos toman tiempo para darse cuenta de su nueva condición).

La caminata era muy larga, montaña arriba, el sol era fuerte y ellos estaban transpirados y con mucha sed. Necesitaban desesperadamente agua.  En una curva del camino vieron una puerta magnifica, toda de mármol, que conducía a una plaza con piso de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde salía agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que vigilaba la entrada:

  • «Buen día», – le dijo.
  • «Buen día», – respondió el hombre.
  • «¿Qué lugar es éste, tan lindo?» – preguntó.
  • «Esto de aquí es el Cielo» – fue la respuesta.
  • «¡Qué bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed!» – dijo el hombre.
  • «Usted puede entrar y beber agua a voluntad» – dijo el guardia, indicándole la fuente.
  • «Mi caballo y mi cachorro también tienen sed.»
  • «Lo lamento mucho» – dijo el guardia -«Aquí no se permite la entrada de animales.»

El hombre quedó muy desilusionado porque su sed era grande, pero él no bebería dejando a sus amigos con sed, así que prosiguió su camino.

Después de mucho caminar montaña arriba, con sed y cansancio, llegaron a un sitio cuya entrada era marcada por una puerta vieja semi abierta.  La puerta se abrió para un camino de tierra con árboles de los dos lados que le hacían sombra.  A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba acostado con la cabeza cubierta con un sombrero, parecía que estaba dormido.

Los buenos amigos son quienes nos acompañan en los malos momentos.
  • «Buen día» – dice el caminante.
  • «Buen día» – responde el hombre.
  • «Estamos con mucha sed, mi caballo, mi cachorro y yo.»
  • «Hay una fuente en aquellas piedras» – dice el hombre indicando el lugar.
  • «Pueden beber a voluntad.»

El hombre, el caballo y el cachorro fueron hasta la fuente y apagaron su sed.

  • «Muchas gracias» – dijo el hombre al salir.
  • «Vuelvan cuando quieran» – respondió el otro hombre.
  • «A propósito» – dijo el caminante -«¿Cuál es el nombre de este lugar?»
  • «Cielo» – respondió el hombre a secas.
  • «¿Cielo?… Pero si el hombre que estaba a la entrada de la puerta de mármol me dijo que allá era el cielo…»
  • «Aquello no es el Cielo, aquello es el infierno…»

El caminante quedó perplejo.

  • «Pero entonces, ¡Esa información falsa debe causar grandes confusiones!» – comentó el caminante.
  • «De ninguna manera, la verdad es que ellos nos hacen un gran favor» – respondió el hombre – «Porque allá quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…»

Los verdaderos amigos nunca nos dejarán abandonados ante una situación difícil. Darán su vida por nosotros. Serán nuestra luz en la oscuridad del camino, serán nuestra alegría en el parque de jardines de la existencia.

No atemos a nuestros hijos  a nuestras vidas diciéndoles: “El mundo es un lugar terrible, no confíes en nadie hijo, la gente es traicionera”, porque si nuestros hijos no elaboran buenas relaciones sociales, constructivas y que duren en el tiempo, cuando el reloj de nuestra vida como padres y como seres humanos se pare, no habrá nadie para que coloque su hombro y para que lloren nuestra pérdida; no habrá nadie para que los apoyen, no habrá nadie para levantarles la autoestima y para enseñarles que la vida es un lugar maravilloso y que hay que saber confiar y soñar…”

Los padres deben enseñar a sus hijos el valor de la amistad.

Debemos dar seguridad, si no lo hacen hoy ¿Cuándo la empezaremos a cultivar? ¿Si no les enseñamos a caminar por los senderos de la vida a nuestros hijos, quién les enseñará? Tenemos una responsabilidad muy grande, un compromiso con sus vidas, ellos están pendientes de nuestra decisión, démosles siempre lo mejor y lo mejor en este nuevo sendero, es regarle seguridad, confianza en ellos mismos; regalarles el concepto de la amistad.

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