Una docena de víctimas y testigos de agresiones sexuales a menores en el colegio Juan XXIII de Cochabamba reconstruyen con sus recuerdos cómo el centro se convirtió desde los años setenta hasta los noventa en el refugio de al menos cinco jesuitas que abusaron sistemáticamente de niños

Por casi treinta años, el internado de “los horrores” estuvo en funcionamiento y con él, los abusos sexuales a menores fueron una constante durante todo ese tiempo. Víctimas de entonces, aún luchan por hacer justicia y sacar a la luz todas las atrocidades que vivieron durante su estancia en aquel lugar. Para ellos, aquel lugar fue el holocausto de la pederastia.

Los relatos de los abusos sexuales son estremecedores, decenas de víctimas y una historia brutal que ha sido ocultada durante años. Según los expertos, estos casos son de especial gravedad, ya que la relación de poder entre los internos y los responsables del centro era total. De esta manera, los menores eran vulnerables y quedaban expuestos a todo tipo de vejaciones.

El dolor, la vergüenza y el miedo, son solo algunos de los sentimientos que describe una de las víctimas que ha dado un paso al frente para compartir su historia. Según ella, el proceso de recuperación tras haber pasado por esa experiencia es largo y doloroso, pero necesario para cerrar la herida y sanar.

A día de hoy, no solo las víctimas del internado de “los horrores” luchan por ser escuchadas y que se haga justicia, sino que en muchos lugares del mundo los casos de abuso sexual a menores siguen siendo una constante sin que se tomen medidas efectivas para erradicarlos. Es hora de que se tomen en serio estos delitos y se tomen medidas contundentes para proteger a los más vulnerables.