En Arequipa 5 800 adultos mayores varones viven solos y sin apoyo

Por: Germán Yuca CH.

En Arequipa hay aproximadamente 5 mil 580 adultos varones que viven solos y que pasarán el día del padre en soledad.

NO CELEBRARÁN EL DÍA DEL PADRE

Envejecer en soledad. El último censo realizado por el INEI en el 2017 reveló que en Arequipa hay 10 mil 699 adultos mayores de 70 años a más viviendo en hogares unipersonales; es decir, viven sin ningún familiar ni persona cercana que les brinde apoyo durante su día a día. De dicha cifra, 5 mil 580 son adultos varones. Acorde a estimaciones, se proyecta que en el 2023 la cantidad haya aumentado hasta en un 10%. Según sus propios testimonios, muchos de ellos perdieron a sus familiares debido a la edad o fueron abandonados por sus parientes. Situación dramática que revela un creciente desinterés por los adultos mayores.

Esta es la situación de Grimaldo Huamán Cusi, un cusqueño radicado en Arequipa, que con 82 años vive en estado de completo abandono. Pese a lo avanzado de su edad, no cuenta con familiares que lo apoyen durante el día a día o le brinden los cuidados propios de su edad; mucho menos alguien que costee su alimentación y otras necesidades. Por ello, para poder subsistir Grimaldo acude diariamente al comedor popular del arzobispado de Arequipa, ubicado en la calle Santa Catalina 410. Allí, hace fila desde las 9 horas de la mañana, esperando obtener un plato de comida; cortesía de las monjas.

El comedor denominado «Santa Teresa de Calcuta y beata Sor Juana de los Ángeles» brinda alimentación a 120 adultos mayores de bajos recursos, en situación de abandono o con alguna discapacidad. Mismos que tras empadronarse, registrando sus nombres y datos, obtienen de lunes a sábado un plato de comida.

Según cuenta Grimaldo, cuando era joven tenía una familia compuesta por su esposa y sus hijos; sin embargo, por circunstancias de la vida se quedó solo. La primera en ausentarse fue su hija, quien partió a la ciudad de Tacna cuando era joven. Ella se fue buscando una mejor calidad de vida y se mudó para vivir con otros familiares. La segunda pérdida fue la de su esposa, quien falleció víctima de un cáncer bastante agresivo que la tuvo hospitalizada por un corto período y la llevó a mejor vida a sus 50 años, aproximadamente. Caso similar vivió su hijo Julio César, quien padeció una enfermedad crónica que lo mantuvo postrado por varios meses y se lo llevó repentinamente una mañana.

Los comedores del Arzobispado ayuda a los adultos mayores en estado de abandono con los alimentos.

Hoy Grimaldo vive solo, en la casa de la expareja de su hijo. Aunque a su nuera y a él los une un lazo de familiaridad, en la realidad no son cercanos. Por lo que Grimaldo cuenta que no se siente apreciado e, incluso, se siente una carga. Sin embargo, tiene un vínculo con su único sobrino César, quien lleva el nombre de su hijo. Grimaldo cuenta que desde pequeño su sobrino le recuerda a su hijo, pues tiene facciones heredadas de Julio César, y que él reconoce en sí mismo. Por ello, ayudó en su crianza desde niño. Actualmente César es un adolescente y debido a la distancia no tiene contacto con él. Sin embargo, Grimaldo le emociona saber que su sobrino será ingeniero y que ya está estudiando para ello.

Razón por la que, pese a su avanzada edad, trata de sobrellevar su situación y ‘buscarse la vida’ en la ciudad. Grimaldo pasa el día en las calles, cuando no está en la fila del comedor, se sienta en las bancas de la Plaza España o de la Plaza de Armas de Arequipa. Allí dialoga con otros comensales del comedor con los que, tras varios meses asistiendo juntos, ha formado una amistad.

Grimaldo cuenta que cada vez que tiene oportunidad acude al cementerio de La Apacheta para visitar a sus dos familiares quienes se encuentran enterrados ahí. Lleva rosas consigo y recuerda con una alegre melancolía el tiempo que pasó con su esposa y su hijo. Según relata, cada vez le resulta más difícil visitarlos pues los achaques de la edad le impiden movilizarse largas distancias. Sin embargo, él se consuela al saber que en vida les dio cuanto estuvo en sus manos.

Como Grimaldo, las calles de Arequipa están repletas de adultos mayores que están desatendidos y padecen pobreza. Según advierte la Defensoría del Pueblo, existen situaciones de riesgo que afectan el derecho a la vida, salud, integridad y dignidad de los adultos mayores. Los más comunes son la pobreza, el maltrato, la violencia y el abandono a los que muchos adultos mayores son sometidos por sus familiares.

La discriminación por la edad vulnera la dignidad de las personas.

La discriminación por la edad genera condiciones de desigualdad que impiden que los ancianos continúen participando activamente en la sociedad. Por eso, si observas a un adulto mayor no lo trates diferente ni con falsa condescendencia. Recuerda que todo ser viviente alcanza la vejez y como dicen los versos de Pablo Neruda: “todos los viejos llevan en los ojos un niño y los niños a veces nos observan como ancianos profundos”.

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