LESLIE DÁVALOS: UN ETERNO ROMANCE CON LA MÚSICA PERUANA
Por: Hélard Fuentes Pastor
Leslie Dávalos creció en un ambiente artístico profundamente arequipeño. Ella, recogió de sus padres, el recordado Víctor Dávalos Salazar y de su madre María Antonieta Bejarano, los valores que permiten cultivar el tradicionalismo mistiano. A través de su mirada, impávida y candorosa, la cantante arequipeña conocida en el medio como “La voz romántica del Sur”, nos abre las puertas de su alma para conversar respecto a su trayectoria, en estos 35 años de vida artística que celebra a lo grande, con el lanzamiento de su quinta producción discográfica titulada: “Aquí me tienes”.
—Leslie, tú provienes de una familia que ha cultivado la música arequipeña, y, ampliamente, la peruana, por lo tanto, ¿de qué manera influyeron tus padres en tu formación artística-musical? ¿Cuál es su legado?
—Tengo presente sus enseñanzas, los buenos valores, principios y sentimientos que me forjaron, en primer lugar, a ser mejor persona.
En efecto, Víctor Dávalos y María Antonieta Bejarano, encarnaron los sentimientos de una arequipeñidad que se narra en sus anales, con gestos de amistad, hogareñidad, calidez y humildad.
—Leslie, tú recoges aquella esencia, tú has aprendido el “don de gente” de antaño. Cuéntame, ¿qué anécdotas guardas de tu niñez vinculadas a la música o a las presentaciones artísticas?
—Helitard, guardo muchas. Desde muy pequeña admiraba tremendamente a mis padres, tenía tres años y me escondía detrás del sillón, en la sala, para escucharlos a dúo ensayar y cantar bien bajito, porque necesitaba tranquilidad. Lo mismo a mi madre, quien nos bañaba, peinaba y daba de comer, cantando hermosas canciones que no he vuelto a escuchar, es decir, eran temas propiamente de ella.
—¡Qué hermosa imagen! Entonces, ¿cómo era el ambiente familiar en el que creciste, por ejemplo, durante las reuniones íntimas?
—Yo recuerdo que había mucho amor y arte. Definitivamente mi papá era el empresario, primera guitarra y voz, y siempre conversaban de los viajes, los contratos y cantaban a dúo con mi mamita. Nosotros desde muy pequeños cantábamos juntos en familia.
Los recuerdos de Leslie no sólo conmueven, también nos permiten reconocer que en la unidad familiar se encuentra la formación de nuestra ciudadanía, aquella que es capaz de cultivar verdaderos talentos para la humanidad y siempre al servicio de los demás. Asimismo, nos enseña a valorar la música como una nítida expresión de humanidad.
—Evocando tu niñez y juventud, Leslie, ¿cómo fue tu primera presentación? ¿Qué emociones se suscitaron en tu corazón?
—Bueno, profesionalmente, fue en el “Amadeus”, gracias a la oportunidad que me dio el gran músico–compositor ya fallecido, José Linares Bezold, donde ya participaban grandes artistas. Ese día sentí muchos nervios, me preocupó fallar en algo, pero son emociones que se suscitan en toda trayectoria. Luego, otra presentación importante de esa época fue en el inolvidable restaurante “El Marabú” con los esposos Rafael y Marthita de Fernández, donde estuve más de un año.
La artista guarda en la memoria a inolvidables cultores de la música que la han apoyado durante su trayectoria artística, desde el maestro del piano, profesor José Linares Bezold, hasta los amigos con los que celebrará este aniversario, el domingo 25 de junio en la cevichería Máncora (calle Porcel No. 102 de María Isabel, en Cercado), cómo: Alfredo Díaz –el conocido como Don Pachito–, Rober Martín –La voz de oro del Perú–, Ricardo Machicao –La voz del sentimiento latinoamericano–, Waldemar Hurtado –El show hecho canción–, Germán Herrera –El tenor del sur de la patria–, José Noé Hito –La revelación juvenil de la guitarra–, y cómo no, su hijo Anthony Dávalos –El joven prodigio de la canción– y su hermana María Antonieta Dávalos.
—¡Tantas personalidades! Tengo una curiosidad, Leslie: ¿a qué maestros de la música peruana admiras?
—A los grandes compositores. A Don Augusto Polo Campos porque ha escrito y compuesto para todos, y lo ha hecho con pasión y amor a nuestro Perú. También a José Escajadillo, Mario Cavagnaro y muchos compositores. Ahora si hablamos de intérpretes, admiro a cinco grandes mujeres: Jesús Vásquez, Eloísa Ángulo, Esther Granados, Alicia Lizárraga y Delia Vallejos; y de esta nueva generación, a la señora Eva Ayllón, Cecilia Bracamonte, Cecilia Barraza, y, de forma especial, a mi amada hermanita María Antonieta Dávalos –La Nueva Voz del Perú–.
—Cada quien excepcional y entre tantos personajes y anécdotas, en estos 35 años de vida artística, en tus Bodas de Coral, ¿cuál consideras que ha sido la experiencia más inolvidable?
—¡Son muchas! Difíciles de enumerar, pero lo que ha marcado mi memoria fue hacer dúo con mi padre y con mi madrecita, ese es el recuerdo más dulce de esta bella carrera.
La cultura está en constante movimiento y no cabe duda que las siguientes generaciones pueden dar continuidad a dichas expresiones artísticas. Leslie es un claro ejemplo de misión y vocación, por supuesto, en equilibrio con el nuevo público y sus demandas, además de la globalización de los medios.
—Leslie, ¿cómo percibes el panorama musical de nuestro país y localidad?
—Creo que se están haciendo cosas buenas e interesantes con lo nuestro. Me agrada muchísimo que se apoye al folklore de nuestro país y a la música peruana. Hay muchos jóvenes, nuevos valores, que lo hacen muy bien; lo que necesitamos es mayor difusión en Arequipa, en los locales, en los municipios, en las entidades particulares, en los colegios, es decir, mayor importancia a la música peruana, como lo digo en estos 35 años, lo nuestro debe estar en primer lugar.
—En ese sentido, luego de haber valorado el talento de tus padres, de otros maestros y después de tantos años de experiencia, ¿qué aspectos o características crees que definen tu talento artístico?
—Es difícil hablar o definir lo personal, pero te voy a contestar lo que una gloria del canto internacional me dijo: “hay muchos y grandes cantantes, voces impecables, pero intérpretes muy pocos, y tú eres más intérprete, y siento que cada tema lo vivo y transmito como si fuese mi vida la que relato”.
—Definitivamente, es difícil hablar de uno mismo, más aún por el gesto de humildad y sencillez que debe acompañar a todo artista. Leslie, tú eres una mujer lograda, con una trayectoria impecable que debemos continuar aplaudiendo, porque a través de ti, también se dignifica la memoria familiar que ha dado tanto a la Ciudad Blanca. Finalmente, ¿qué mensaje podrías ofrecerles a las jóvenes generaciones dedicadas a cultivar la música?
—Mi lindo Helitard, podría decirles que no se trata de un juego o un pasatiempo. Que, si deciden cultivar nuestra música arequipeña o peruana, lo hagan con respeto, disciplina, estudiando, preparándose con ahínco, amor, y así llegarán lejos, sobre todo, desde la imagen, no cantando leyendo del celular la letra o presentándose tarde al evento y con ropa inapropiada, por eso, reitero, “respeto” a lo que digo “querer”.
—Valiosas palabras Leslie y felicitaciones en este año de celebración. Nos vemos.