Bordadora cayllomina escribe con hilos la historia de su tierra
Danna Felipe B.
Hace ya 45 años que la bordadora cayllomina, Natividad Condori Suclla viene plasmando con hilos la historia de sus antepasados, espléndidas enseñanzas bajo las que creció y hoy son elogiadas por todo el Perú. La arequipeña acumula hasta la fecha 25 premios y reconocimientos, entre estos la medalla nacional, Joaquín López Antay 2023.
«Esta medalla la he recibido con mucho honor y cariño para mí y para mis hermanos artesanos del Valle del Colca así como para toda mi región Arequipa», expresó orgullosamente la mujer.
La trayectoria de la artesana comenzó en su vivienda de Coporaque en Caylloma, alumbrando a su madre doña Encarnación con una vela, mientras ella elaboraba y bordaba diferentes prendas que luego eran intercambiadas por comida. En ese entonces, el Valle del Colca no gozaba de la popularidad que hoy tiene, razón por la cual las familias practicaban el trueque.
Con apenas 10 años Natividad ya era capaz de confeccionar sola la ropa de sus muñecas. Sin embargo, no es hasta la adolescencia cuando supo que bordar era su camino en la vida.
Los años transcurrieron y la arequipeña se encargó de que las técnicas aprendidas pasarán también a manos de sus hijos. Ellos crecieron rodeados de este arte, promovido no solo por Natividad, sino también por su, hoy, ausente pareja Leandro Suni Carpio. El patriarca de la familia murió en 2013. Lamentablemente, 7 años después la familia afrontó otra pérdida, la del único hijo de la pareja, Lisandro.
Miriam Suni Condori, hija de la bordadora, resaltó cómo el oficio de sus padres definió su vida. «Ellos con mucho cariño nos han enseñado a bordar a todos. Me siento feliz, ya que mediante estos trabajos puedo recordar a mi papá y hermano que ahora están en el cielo, mi infancia, mi tierra», dijo la mujer en un tono nostálgico.
Otra apasionada de lo que ahora es una tradición familiar es la nieta de Natividad e hija de Miriam, Guadalupe de 13 años. La menor no está lejos de convertirse en una profesional del bordado, puesto que a su corta edad ya puede «achogchear», del quechua sureño achugcha que significa caigua. Esta peculiar terminología era muy usada por doña Encarnación para referirse al patrón que con hilos imita la forma de la verdura.
La hermana de Guadalupe, Francisca, tampoco se queda atrás. Y es que, al igual que su abuelita, la pequeña de 5 años aprendió de este legado mediante la confección de ropa para sus muñecas. «Ella me dice: mamá espera a que crezca, yo seré tu ayudante», narró la talentosa arequipeña.
Los diseños de Natividad salieron de la región y hasta del país. Ahora gracias a uno de estos, el cuadro de una vicuña bordada, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo le entregó en julio el premio nacional Joaquín López Antay 2023.
En ese sentido, la arequipeña detalló que como cualquier otro arte y al igual que los deportes, bordar requiere práctica y disciplina. Ello evidenciado en sus telas de trazos experimentales. No obstante, precisó que sobre todo se necesita amar este arte.
«Mi mamá me decía que si decides ser bordadora, debes casarte con la máquina y los hilos. No se equivocó», contó Condori Suclla.
La familia de Natividad traza a pulso perfecto, porque equivocarse es empezar de nuevo, diferentes figuras que hacen alusión a la belleza paisajista de Caylloma desde flores con hojas «pestañeadas» hasta vicuñas, colibríes y truchas. Los colores empleados son al gusto del cliente, aunque la familia coincide que entre más llamativos mejor.
La bordadora se despidió, pero no sin antes recomendar a la población jovial de Arequipa a encontrar y cultivar su «don». «Yo lo encontré cuando era niña y lo he potenciado con los años. Este arte heredado por mis ancestros, en especial por mi madre refleja la cultura de mi tierra Caylloma. Me gustaría que al igual que yo los jóvenes y señoritas encuentren eso que les apasiona y valoren su cultura «, finalizó.