La Simonita y el Señor de la Caña
Por Carlos Meneses Cornejo
No se sabe de dónde vino el cuadro que enmarcado por cañas llegó al Monasterio de Santa Catalina y que fue cuidado por tres hermanas: Catalina de Sena de Benavides y Vilches, María Josepha de San Francisco de Paula y Benavides, y sor María Antonia de la Purificación y Benavides; hijas de Domingo de Benavides y Moscoso y Josepha Vilches, en el siglo XVIII.
Las monjas dominicas que ocupaban Santa Catalina recibieron a las ingresantes cuando eran muy pequeñas y permanecieron allí hasta cuando los padres pensaron en retirarlas para que pudieran buscar esposo, pero ellas renunciaron a casarse y en el convento permanecieron hasta fallecer.
María Josepha murió el 18 de junio de 1805 y María Antonia, el 21 de febrero de 1817, ambas tenían el cuidado y protección de una criada, quien fue identificada como Simona Quino Paz, natural de Puno (provincia de Ayaviri). La describen como una indiecita de piel trigueña, de mirada viva, de facciones propias y genuinas de su raza, de escaso cabello, de baja estatura y que vestía con pollera de bayeta, preferentemente, de color azul morado, chaqueta corta y una lliclla sobre cabeza.
Se dice que también tenía una llaga dolorosa y sangrante en el costado izquierdo desde su infancia, similar a la que atormentara a Santa Rita de Casia y que la acompañó hasta su muerte.
Según se sabe al morir las monjas Benavides, una de ellas o quizá tras el fallecimiento de la segunda se entregó a Simona, como obsequio recordatorio, la imagen que en un cuadro había pintado un artista sobre fondo negro y en el que aparece Jesús luego de ser torturado hasta hacerlo sangrar, con una caña en la mano de donde proviene el nombre del Señor de la Caña.
Simona Quino salió de Santa Catalina, pobre y sin conocer suficientemente la ciudad, se dirigió a una zona donde actualmente se levanta el templo que lleva el nombre del Cristo y levantó chozas. Una de las cuales acogía el lienzo venerado, en la segunda vivía ella y la tercera fue destinada para las personas que se acercaran al camino de herradura que es el mismo sitio en que hoy está el santuario del Señor de la Caña y que también era camino obligado para ir a la costa y a Lima.
Muchos se aproximaron a orarle. Se cuenta que alguna vez un policía perseguía a un presunto malvado, el agente disparó contra el considerado maleante y luego y a pesar de que no había nadie en la pieza que albergaba a la imagen no pudo ubicar al buscado que resultó ser protegido por el Cristo. La imagen recibió el balazo y el paño resultó sin un ojo. La tela fue reparada, pero no quedó bien.
La Simonita habría de fallecer en olor de santidad el 6 de septiembre de 1871. Cuando estaba lejos de iniciarse la construcción de una capilla que se inauguró el 9 de junio de 1888 y que luego de los terremotos de 1958 y 1960, quedó seriamente dañada siendo reconstruida y mejorada por la Corporación Departamental de Desarrollo de Arequipa (CORDEA) por las gestiones de los ingenieros Javier y Eduardo Díaz Orihuela y de los entonces presidentes de CORDEA, Pedro Yugar Gallegos y de quien escribe esta nota.
El nombre de la Simonita nunca será olvidado por los devotos del Cristo de la Caña del cual se hizo una réplica del original, cambiando el marco de caña que tenía originalmente por uno de plata labrada que está todavía a la exhibición de los fieles en el templo ubicado en la urbanización León XIII.
Actualmente los dos cuadros conservados han sido remplazados en el altar mayor de la iglesia por una imagen en la que Jesús parece sentado en una silla con su cañita en la mano.
Simonita se convirtió en una especie de santona a la que muchos acudieron en busca de salud, de tranquilidad de espíritu y de supuestos milagros.
También tiene una procesión única que sale del santuario a la medianoche, cuando sus devotos son avisados que ya ingresó a la iglesia de Santo Domingo, en el centro de la ciudad, la procesión del Santo Sepulcro y regresa a su templo alrededor de la primera hora del día siguiente que entonces era Domingo de Gloria.
Se dice que Simonita pronosticó y recomendó cuidado con los niños, esto fue horas antes de ocurrir el terrible terremoto de 1868 que causó muchos muertos y daños en la urbe.
Los promotores de la construcción de lo que remplazó a las ermitas y de la devoción del Cristo son agricultores y vecinos y también atienden en una escuela creada para capacitar a madres, dos religiosas que invitan a la feligresía a enterarse y practicar artes manuales.
El profesor Augusto Mazeyra llegó a proponer la formación de una hermandad que procurase la beatificación de Simonita cuando ella murió.
La fiesta del Cristo de la Caña se celebra el día 20 del mes de agosto lo que ocurrirá este año y culminará con una misa que normalmente celebran los obispos arequipeños.