La penosa “bukelización” del debate político local
Por Juan Sheput – El Montonero
Nuestra dimensión política es tan pequeña que el escenario del debate público se ve comprometido por temas tan triviales como la “bukelización” de la seguridad ciudadana, los “mochasueldos”, la renuncia del recientemente elegido presidente del Congreso o las contradicciones en el Gobierno de Dina Boluarte. La confirmación de Rusia como un estado mafioso (como lo acaba de señalar The Economist), el papel de los BRICS como eje protagónico en el mercado mundial o la eficacia del poder blando de China son temas que no existen en la paleta informativa local. Hacer esfuerzos por discutir de estos temas, que en algo nos aleje de la medianía local, son ahogados por la coyuntura.
La política es el campo por excelencia de los hechos consumados. Para llegar a ellos se requieren de acciones. Una acción típica en ese sentido es la conformación de alianzas. Las alianzas llaman a conseguir objetivos. Uno de ellos fue conseguir la Presidencia del Congreso y para ello se juntaron cinco partidos: Perú Libre, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País, Somos Perú. La batalla para impedir que Alejandro Soto sea presidente del Congreso debió darse antes y, en todo caso, debió haber sido una exigencia a la bancada de APP para que no se presente uno de los más cuestionados de sus representantes. Pero esa batalla no se dio, ni de parte de los partidos aliados ni de sus opositores. El campo de la formación de opinión fue abandonado, dejando de lado los cuestionamientos y más bien priorizando el espectáculo en que se convirtió la elección del presidente del Congreso, transmitida en vivo y en directo y comentada con emoción evidente por los reporteros asignados al Congreso. Así, que no brinden batallas que se debieron dar antes. Mociones de censura que no llegan a conseguir las firmas necesarias son parte de este lamentable show.
Si en verdad hubiera política y políticos en el Congreso deberían dejar de lado sus lamentos y exigir al presidente del Congreso y a la alianza política que lo secunda una alianza legislativa con proyectos concretos, marcar la independencia del Congreso no cediendo en todo a la solicitud de facultades legislativas y planteando en firme una fiscalización al gobierno. Pero no hay nada de ello, solo lamentos y exhortaciones a que Alejandro Soto dé un paso al costado. Eso lo veo difícil, más aún ahora, en que más de un parlamentario se está viendo en el espejo con el rostro de Michael Urtecho, condenado a 22 años de prisión por mocharle el sueldo a sus trabajadores.