Los hermanos de San Juan de Dios dirigieron en Arequipa dos hospitales
Por Carlos Meneses

ESPECIALES DE AREQUIPA

El primero fue 30 años después de la Fundación de la Ciudad.

Cuando Francisco Pizarro autorizó al gobernador Manuel García de Carbajal ante las noticias de que la que fue la primera capital del departamento tenía un clima mal sano que afectó a españoles fundadores, sus esclavos y los indígenas peruanos, era claro que el tema de salud importaba mucho en el empeño. De otro lado, los reyes de España habían dado instrucciones específicas a las tierras conquistadas para que se crearan hospitales que administraran auxilio a los que enfermaran.

En Arequipa, el Cabildo fue encargado de cumplir, a partir de 1541, la disposición de Carlos V y la propia organización civil representativa del pueblo creó el hospital de Nuestra Señora de los Remedios, en la esquina de las calles actuales de San Juan de Dios y Dean Valdivia. Debe precisarse que ya estaban funcionando hospitales en México con el nombre de Purísima Concepción, en Guatemala como Hospital de la Misericordia, de San Pedro en Bogotá, en Quito el de la Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo, el de San Pedro en Caracas y en Guayaquil también.

En Lima, el primer hospital se estableció en 1538 en la Rinconada de Santo Domingo después del de San Cosme y San Damián, el Beaterio de Camilas para mujeres y el hospital Real de Santa María de la Caridad.

Iglesia San Juan de Dios.

En Arequipa, el primer hospital comenzó a funcionar en 1552, poco tiempo después de la fundación; el primer médico que ejerció su profesión en el valle de Arequipa fue Juan de Nava, pero la organización demoró mientras se compraba casas y se adecuaba locales. De pronto llegó aquí una propuesta de una orden religiosa que estaba abriendo casas en distintas naciones.

Eran los hermanos del Beato Juan de Dios que después sería elevado a los altares como santo y que llegaron aquí haciendo propuestas para asumir la responsabilidad de conducir el hospital ya creado de Nuestra Señora de La Merced, en oportunidad en que gobernaba el país el virrey marqués de Cañete se le dio los primeros recursos para que pudiera funcionar y hasta entonces los hijos de la orden religiosa del Beato Juan de Dios llegaron a Arequipa en 1619, después de haber abierto el hospital de San Marcos en el puerto de Arica.

Llegó a tener no sólo un número de camas suficiente para atender los requerimientos de la población, sino que dispuso el número de religiosos necesarios para el servicio incluyendo entre su trabajo la cura y limpieza de los pobres.

Foto de la clínica San Juan de Dios.

Se ordenó también que debía atender a todo tipo de personas que requirieran sus servicios y la orden juandediana estableció escuelas de formación en enfermería y religión en México, Panamá y Lima.

También se disponía que los hermanos deberían tener en cuenta que no eran propietarios ni señores, sino administradores para atender y curar a los pacientes. Los hermanos juandedianos lograron también reunir recursos para construir una iglesia en la que se entronizó la imagen del santo patrón que dejó de ser beato para ser elevado a los altares.

El tránsito del hospital a los hermanos juandedianos fue afectado por terremotos que determinaron que los superiores de la orden decidieran, luego del terremoto del 13 de mayo de 1784, retirarse de Arequipa.

Entre tanto San Juan de Dios, el santo, se había convertido en patrono del mercado central de la ciudad cuyos trabajadores lo festejan en su día jubilar el 8 de marzo y sólo se fueron cuando se edificó el hospital Goyeneche en 1912.

En 1955 regresó la orden hospitalaria de San Juan de Dios a Arequipa para crear el hogar clínica que lleva el nombre de su patrón y que atiende a niños discapacitados pobres de todo el sur del Perú, al principio sólo tenía una capilla y 5 niños en sus respectivas camas y los servicios fueron inaugurados el 18 de diciembre de ese año por el arzobispo José Leonardo Rodríguez Ballón.

Hortensia Espinoza de Salinas

La familia Gibson y los señores Simón y Luis Irribery Gibson, Jorge Rivera y José María Bustamante y Rivero alentaron el desarrollo de la clínica con kermeses, sorteos, rifas y donaciones hasta que el matrimonio de Augusto Salinas y de su esposa Hortensia Espinoza le comenzaron a prestar una gran ayuda.

La clínica por un tiempo llevó el nombre de Hortensia Espinoza y amplió sus bondades a una sección de pagantes que ayudaban a financiar el sector gratuito y una escuela de capacitación para niños con lesiones.

Los hermanos tocaban las puertas de las casas pidiendo ayuda y después se fundaron los teletones. La última de las cuales realizada a comienzos de setiembre de este año reunió 8 millones 017 soles a nivel nacional, superando la cifra máxima obtenida antes de la pandemia.

Los juandedianos se llevaron del templo que fue derrumbado, en las esquinas de las calles San Juan de Dios y Dean Valdivia, la imagen de su santo patrón lo que fue iglesia de San Juan de Dios quedó convertida en una sala de cine a la que se llamó Azul y todo lo que fue el convento y las instalaciones del hospital fue vendida a particulares.

El hospital Goyeneche fue administrado por religiosas hermanas de la caridad y los juandedianos se quedaron en Arequipa en medio del reconocimiento general por las bondades de su acción y con casa abiertas en Lima y otras ciudades de la República.

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