“El orden de los factores sí altera el producto”
Por Eliana Roque – Docente de la UCSP
Hoy en día, la enseñanza de las matemáticas en la universidad no puede limitarse a impartir aprendizajes en el alumnado, sino que se necesita buscar alternativas concretas e innovadoras a la tradicional transmisión del conocimiento.
Una de las metodologías que está teniendo una importante influencia en las dinámicas de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas, se conoce como “aula invertida”. Este es un método que cambia por completo la forma de enseñanza tradicional.
En este modelo, los estudiantes acceden a los recursos de aprendizaje fuera del aula, como textos, vídeos, materiales de lectura u otras ayudas didácticas disponibles. Luego, durante la clase, los estudiantes participan en actividades prácticas, resolución de problemas y debates relacionados con el contenido.
Invertir el orden clásico de los procesos de enseñanza-aprendizaje puede ser muy beneficioso, pues existe evidencia que demuestra que, cuando el estudiante universitario carga con un mayor protagonismo en su propia formación, logra implicarse de manera profunda en su proceso de aprendizaje.
Los resultados que se obtienen trascienden criterios vinculados a la mera reproducción mecánica de los saberes académicos existentes, e impactan en el desarrollo de habilidades de pensamiento más completas y complejas, permitiendo comprender el porqué de las cosas.
Estas metodologías resultan ser muy ventajosas para los estudiantes en su rendimiento académico, si se asume con responsabilidad el método de trabajo a realizar. Esto es contrastable en diferentes investigaciones internacionales, las cuales afirman que, asignar con claridad responsabilidades directas a los estudiantes en las etapas del aprendizaje, brindando una estructura adecuada de acompañamiento, les permite crear un sentido de pertenencia y responsabilidad por el estudio.
Es recomendable que el docente comience a aplicar las nuevas metodologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje dirigido a los estudiantes. Si los docentes pueden aplicar en la práctica el método de aula invertida, es posible lograr procesos que promuevan la adquisición de conocimientos y la formación de habilidades como la abstracción, la representación, el rigor, la responsabilidad y la perseverancia.
Al mejorar la capacidad de participación de manera independiente en el proceso de aprendizaje, podremos alcanzar la excelencia y empoderar a los estudiantes para que asuman la responsabilidad de su propio desempeño.