Un cuasi “héroe” que batalla bajo su propia ley ¿“Libertario” autoritarista?
Por. Alicia Barco Andrade
Comunicadora digital, filósofa, docente, empresaria, estratega, mujer política del siglo XXI.
EL FENÓMENO MILEI
Si bien los liderazgos de izquierda que han sometido a la Argentina durante décadas, parecen eclipsarse. La reafirmación urgente de ese Estado – Nación, para el que sea presidente – y no lo vuelvan a robar – es el primer desafío de la Argentina en este siglo XXI.
Los gobiernos socialistas han absorbido al Estado en los 40 años de democracia.
El hartazgo de la Argentina, es propia de la ciudad de la furia. Entra un nuevo presidente y hace lo que le plazca. El Estado no puede estar al servicio de los deseos carnales, sino al servicio de los intereses de una nación. La captura del Estado por la enquistada izquierda, crea un estado de ánimo frustrante en la ciudadanía. Y frente a ello, aparece el fenómeno Milei. Un cuasi “héroe” que batalla bajo su propia ley.
¿Qué es ser liberal libertario?
La impetuosa actitud de Milei pareciera que ser el espejo del grito de la voz de la reafirmación patriótica de San Martín cuando liberó a los países de Latinoamérica. El hartazgo social de los argentinos, sobre todo de los jóvenes más arriesgados al cambio, llegó al límite y es el papel fundamental del discurso de Milei.
Ganó a la juventud en las redes. También rabiosa y emocional que pide a gritos cambios. Se movió como pez en el agua con el arma de comunicación digital más poderosa del siglo XXI. Pero el futuro la democracia no se salva con resolver la economía, ni creando dramas tóxicos.
Milei no está loco. Está rabioso. Para hacer política no solo hay que ganar con un buen discurso, se necesita integridad con las acciones. La actitud libertaria que dice tener, para muchos argentinos, conservadores, es cuestionada. La actitud autoritaria e intolerante – con tono de venganza, en muchos casos- cuestionan al candidato en sus principios democráticos. Su actitud ha hecho que gane popularidad en los medios porque moviliza el rating y para unos, es un cuadro más del populismo emocional. Pero para otros, es lo que Argentina necesita para recuperar el orden.
¿Qué filosofía o tendencia política maneja Milei en verdad?
Su carta de presentación es ser el candidato de lo que llama “anti casta política”, hace referencia a los políticos tradicionales, privilegiados de la actual situación, que no quieren el cambio.
Ningún candidato es perfecto. Pero ¿cómo es que la derecha llega a ser tan excéntrica coqueteando con el extremo? ¿Es azaroso movilizar a las sociedades con un discurso violentista o acompañado de insultos?
Me hace pensar que el poder de las narrativas política hoy, además de estar en las redes sociales, abre cuadros extremos entre la derecha y la izquierda.
Nadie niega que es muy difícil trabajar con políticos zurdos que no son verdaderos demócratas. Es muy difícil conducir un país sin aliados que no tiene voluntad política y no les gusta trabajar por el bien común. En aras de la libertad, no hay derecho al insulto. Se cae en contradicciones. Lo cierto es que la lucha heroica en nombre de la libertad pone fin a la democracia liberal, arrojando cuadros extremos de anarquismo, a los que ya se conoce como anarco-capitalismo.
Esta es la filosofía política económica, libertaria moderna de hacer política protagonizada con Milei; que, tras el exceso absoluto de irregularidades, crea oligopolios, y cuestiono el rol del Estado. Esta es la filosofía de la escuela austriaca económica que niega cualquier intervencionismo con el Estado, cayendo en autoritarismos fascistas. Considerar cuadros fascistas en pleno siglo XXI, muy aparte que desafíen la lógica política del statu quo, no creo sea lo que determine el éxito del cambio de mejora.
¿Latinoamérica necesita cuadros rabiosos – caudillistas – para recuperar el orden?
Lo que necesita Latinoamérica no es más extremo ni divisiones. Son cuadros íntegros, coherentes y más humanos que busquen resolver la división entre los actores de una Nación: Estado, sociedad civil, empresas, academia. La crisis política que vivimos en el continente es una crisis moral. De liderazgos inteligentes, dialogantes, coherentes e íntegros.
Se supone que los Libertarios, no son autoritarios, y su lucha contra la concentración de poder del Estado debe ser inteligente. No se puede pretender ser agente de soluciones, rompiéndolo todo y con ello, la Paz.
Hoy, en esta política moderna, hay derechas que salen hoy a defender otros sentidos de una manera disruptiva. Son conservadoras y patean el tablero. Manejan posturas anti sistema, anti-elitista y con lenguajes provocadores, contra la izquierda que nunca ha generado trabajo sino pobreza. Pareciera que estamos pasando de la extrema izquierda a la extrema derecha enfurecida.
De la misma manera es incomprensible cómo la militancia peronista, representada por el actual Ministro de Economía, Sergio Massa, con una inflación record que le acompaña, siendo los peores índices históricos, sea candidato. Una incongruencia que destapa la crisis moral una vez más, de burla hacia la población.
¿Demolerlo todo para volver a empezar?
El plan de Milei “motosierra” plantea terminar contra todo el sistema.
Romper contra el sistema, moviliza ilusiones y nuevas esperanzas frente a un país con más del 40 % de pobreza. La ciudadanía argentina está harta, fatigada y molesta.
La desconfianza en las instituciones, en casi todo el mundo, deslegitima la representación política. La ruptura es profunda. Porque se trata del modelo político de representación y gobernanza. No es cuestión de opciones, de izquierda o de ultra derecha, es el reflejo del colapso de la democracia liberal, que lo único que nos ha dejado en estos 200 años es lágrimas, sudor y sangre. Esta crisis es lo que ha desembocado en una creciente desigualdad social en Latinoamérica. Donde la práctica de la gobernanza, lleva al extremo. ¿Milei es como Bukele? Frente a un Milei libertario, autoritario, furioso y molesto, que, si no encuentra consensos, le será muy difícil gobernar.
Dejo abierta esta pregunta: ¿Argentina necesita una reestructuración total? ¿O se necesita implementar un modelo de economía política soberana que garantice al Estado la gestión de los recursos internos, con un reenfoque en la política exterior? Lo dejo acá.