Reforzar el primer nivel de atención, ¿alguien se acuerda?
Por: Nicolás Besich – Coordinador general de Videnza Instituto
Durante la pandemia, en Arequipa fue notoria la necesidad de intervención del Gobierno central dada la falta de capacidad del Gobierno regional para implementar una respuesta mínimamente adecuada ante la emergencia sanitaria. Como recordamos, esta desbordó toda capacidad de reacción de parte de los equipos de gestión local y colapsó el sistema de salud en la ciudad.
Al igual que en Arequipa, la pandemia desnudó la endeble situación del sistema de salud pública en todo el país. Entre las diferentes propuestas de reformas y mejoras que surgieron entonces, una de las principales y que generaba mayor consenso fue la de potenciar el primer nivel de atención de salud. Ese que debe ser el primer contacto y la puerta de entrada de las personas a la oferta de servicios.
Lamentablemente, como muchas veces sucede en el Perú, las propuestas planteadas en tiempos de crisis se diluyeron tan rápido como se volvió a la normalidad. A más de tres años del momento más álgido de la pandemia, no ha habido mayores acciones para mejorar el primer nivel de atención en salud.
En Arequipa, la normalidad volvió a ser la de un primer nivel de atención donde el 95.6% de los establecimientos públicos (280 de 293 centros) tiene una capacidad instalada inadecuada. Además, 4 de cada 6 establecimientos de categoría I-3 (centros de salud, centros médicos, centros médicos especializados y policlínicos) y 2 de cada 10 establecimiento de categoría I-4 (centros de salud y los centros médicos con camas de internamiento) funcionan menos de 12 horas al día, cuando los primeros deberían operar al menos 12 horas, y los segundos 24 horas.
Recientemente, la precariedad de los establecimientos de salud volvió a ser noticia en Arequipa cuando se conoció que el congresista Nano Guerra García sufrió una descompensación cerca al centro de salud de Punta de Bombón, pero al llegar estaba cerrado. Debió ser trasladado a Mollendo, donde lamentablemente falleció. Este hecho sacó a la luz lo que es la normalidad para todos los habitantes de Punta de Bombón y alrededores: si tienen una emergencia médica de noche, para recibir atención médica deberán recorrer 36 kilómetros hasta el hospital de Mollendo.
Sin lugar a duda, los retos para potenciar el primer nivel de atención en el Perú son muchos e implican la participación de un conjunto de actores de todos los niveles de gobierno. Sin embargo, existen estrategias de mejora que, con decisión y voluntad política, podrían ser implementadas desde el Gobierno regional. Por ejemplo, el modelo de las Unidades Básicas de Atención Primaria de Salud (UBAPS) puesto en marcha por EsSalud en las provincias de Lima y el Callao ha demostrado ser una alternativa para mejorar la atención en el primer nivel de atención en salud. No haría mal el gobernador regional, Rohel Sánchez Sánchez, en analizar esta y otras estrategias para identificar cuáles se podrían replicar en Arequipa.