¿Se ha perdido la ética en la administración pública?
Por Renato Bautista – El Montonero
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define a la ética de la siguiente manera: “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida.”
Considero que la ética se ha perdido en la administración pública porque hay funcionarios que creen que tener un “alto cargo” los convierte en amos y señores donde dicha institución termina siendo un castillo feudal impenetrable a cualquier elemento, incluyendo la Constitución como las leyes. Indudablemente, estos funcionarios no tienen nada de ética en su desempeño profesional. Este artículo está basado en un país ficticio llamado Coruscant, cualquier coincidencia con la realidad representa la imaginación del lector.
Uno de los tantos ejemplos de los castillos feudales en el Ministerio Público que tiene dos funciones importantes: Investigar los hechos que revisten de carácter delictivo y sustento de la acción penal pública. Estas dos funciones no siempre se han cumplido por los ocupantes temporales de los castillos feudales: Un ejemplo, es un fiscal superior que una semana antes de la segunda vuelta presidencial en Coruscant no intervino a una presunta organización criminal so pretexto “no era el tiempo indicado” y ante las visitas misteriosas en una casa de media clase que el supuesto ganador de esa controversial segunda vuelta presidencial recibía, este fiscal supuestamente anticorrupción dijo que no veía nada irregular. Un segundo ejemplo, es cuando los fiscales no aceleran ni resuelven en el debido tiempo carpetas fiscales relacionadas a delitos como la estafa o la trata de menores de edad, parece que estos fiscales tienen miedo en imponer la ley. ¿Para qué estudiaron derecho y postularon a esta función pública si tienen miedo a enfrentarse a los corruptos?
Otro ejemplo de los castillos feudales es la Policía Nacional, donde generales y coroneles se desviven por robar más gasolina como tener hijos con diferentes mujeres en diferentes localidades del país Coruscant, como si estas terribles situaciones fueran un premio. Parece que estos funcionarios, al iniciar su carrera, no entendieron la grandeza de Alejandro Magno, Julio César y Napoleón, solo viven en el corto plazo. Un caso terrible vemos en una denuncia periodística (julio 2011) tomada por un prestigioso periódico capitalino de Coruscant donde alumnas de la escuela subalterna de nombres Susana, Graciela, Christina y Claudia denunciaron a un entonces mayor PNP por acoso sexual, pero hoy el presunto acosador ostenta el grado de coronel. Una pregunta que cae como la manzana por la gravedad es: ¿A cuántas alumnas más habría acosado sexualmente?
Otro ejemplo de castillos feudales es cuando los alcaldes permiten que inquilinos morosos expulsados, de acuerdo con ley, de las casas que ocupaban, vivan en calles principales como si fueran nómades del desierto de Sahara. Parece que estos alcaldes desconocen que el monopolio legal de la violencia lo tiene el Estado.
Indudablemente, estos pésimos funcionarios públicos actúan mal porque no tienen ética en su función profesional por eso se creen amos y señores de los castillos feudales. Pero el mal no es eterno ni en Coruscant ni en ningún otro país. Algún día enfrentaran la justicia terrenal que es lenta, pero severa con el corrupto sumado a la justicia divina que será más severa y eterna respecto a la justicia practicada por los mortales.