Caso de éxito de un exitoso, Vito Rodríguez Rodríguez
Por: Alejandro Paz S.
En su 136 aniversario la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa instauró y entregó el Reconocimiento a la Excelencia Empresarial, con el “Tuturutu” en un pedestal, ícono de la identidad arequipeña, del cual fuera uno de los merecedores el Grupo Gloria, razón propicia y de excepción para reconocer tributo a uno de sus fundadores.
En el Perú no es muy recurrente casos de éxito que trasciendan nuestras fronteras, menos que tengan como inicio o punto de partida alguna localidad fuera de la capital.
En Arequipa, la siempre Arequipa, se ha destacado por el empuje de su gente, por la fuerza de su razón y el ser obstinado en salir adelante, progresar, lidiar fuera del terruño y regresar no para ser reconocidos ni galardonados, sino para contribuir con su bienestar y de sus coterráneos, hacer obras de bien, de proyección social, en silencio, que queda en la retina y en el corazón de su gente.
Vito Rodríguez Rodríguez, fue uno de esos aguerridos arequipeños, se profesionalizó en Lima, regresó a su Arequipa, volvió a sus viajes y siempre que el deber le llamó regresó a Arequipa, y si no también para contemplar sus volcanes, su campiña, verse con sus amigos de siempre, me lo comentaba hace unos años en los Claustros de la Compañía, a la sazón por los 50 años de Yura.
Persona tan rica en la simpleza humana y coloquial como él mismo se mostraba, era para quedarse horas conversando, y los temas no se agotaban. Estaba conversando con uno de los hombres más exitosos del país, mas él era el de siempre. Qué temple, qué sencillez en su grandeza. No obstante, nunca dejó de mencionar a su familia, en especial a Jorge, con quien emprendieron un camino que aún se sigue trazando. Más allá de Gloria, la búsqueda de nuevos mercados los llevaron a otros continentes y se sigue en la brega. No dejó en reconocer a su sobrino Claudio el esfuerzo, entrega y deber en asumir cualquier cargo en las empresas del grupo, en tanto fueren para conocer su operatividad, defectos, fortalezas, obrando con responsabilidad y humildad en toda promoción ganada a pulso.
El éxito, en este caso, no solo es el haber creado y acrecentado en una ciudad de provincia, traspasar fronteras, hacer uso de nuevas tecnologías y crecer industrial y comercialmente, generar empleo, sino formar con Jorge la sucesión del grupo, de sangre, capaz de estar al frente para dirigir y gestionar tan prestigioso emporio empresarial. Esa es humidad de líder. Que la empresa continúe. Cumplir con toda obligación, con todo colaborador, con la sociedad.
Es, en pocas palabras, el caso de éxito de un exitoso, Vito Rodríguez Rodríguez; después de todo, en el país aun quedan ejemplos de integridad a recordar, reconocer y emular.