La Educación en el Perú frente al SIGLO XXI.

Por Alicia Barco Andrade – Comunicadora, filósofa, periodista, docente, empresaria y política  .

El Perú es complejo, complicado, indomable e impredecible. Otros me dirán, no hay solución: “Siempre se repite la misma historia”. A la pregunta del título de un libro popular conocido: ¿Cuándo se jodió el Perú? Dice la historia contada que el Perú se vino a la quiebra cuando el joven presidente Alan García estatiza la banca. Felizmente ya contamos con un modelo neoliberal que es garantizado en la Constitución. Pero, “En el Perú todo puede pasar”. La visión de una calidad educativa o una reforma educativa que impulse al país al desarrollo es lo que más le ha faltado al Perú, para este siglo XXI. Hasta ahora, es lo que sigue siendo tarea. El Perú necesita de una Política de Estado, una Reforma Pública urgente.

¿Cómo llegamos a esta situación actual?

Cuando Alan García inicia su primer gobierno en 1985, la Ley del profesorado fue modificada para dar bonificaciones a los maestros. Pero estos beneficios quedaron sin efecto por falta de financiamiento. Es más, cuando el SUTEP tomó control de La Derrama Magisterial, un fondo de ayuda mutua en donde se descontaba de manera obligatoria un porcentaje de sus sueldos de 260,000 docentes a nivel nacional, el dinero fresco impulsó sus actividades del grupo maoísta Patria Roja, que llegó a tener parlamentarios y una fuente política en el país. Fue en este momento que apareció Sendero Luminoso, quienes posteriormente se apoderaron de SUTEP, a través de organizaciones como SUTEP Democrático y el Conaresute ligado a Movadef. Hasta hoy, el sector de la educación estatal en nuestro país sigue ligado a Movadef.

La llegada de Fujimori construyó muchos Colegio, que fuero materia de muchas denuncias por las fallas que presentaban en estructura y acabados. Pero hizo – al menos – tuvimos a un Presidente que hizo Colegios. En este contexto la acción de Sutep fue bastante tibia en su oposición al gobierno. El deterioro de la educación continuó acentuándose.

A partir de este momento, fue el momento para abrir muchos, muchísimos, Institutos superiores pedagógicos de dudosa calidad y lamentablemente, produjeron una generación de profesores con débil formación.

Cuando llegó Toledo con su oferta de duplicar los sueldos de los maestros y de incrementar el PBI para educación hasta el 6% fueron promesas que nunca se llegaron a concretar. Lo positivo de este gobierno es que, por primera vez, el Perú participó de la prueba PISA, con los resultados de último y penúltimo nivel mundial en comprensión lectora y matemática. Estos resultados fueron dieron una relativa estabilidad a las políticas del Ministerio de educación y se comenzó a pensar en un proyecto educativo para el 2021.

Lamentablemente, la brecha educativa sigue acentuándose al 2023. La situación del Perú en el sector educativo es paupérrima y olvidada. Ni con el gobierno de Humala, ni la actual presidenta Baularte, los resultados han mejorado.

El panorama de la educación en el Perú es paupérrimo. Cifras actuales presentan una visión alarmante en nuestro país. La necesidad de tomar medidas para elevar la calidad educativa y generar oportunidades para todos es urgente, más después de la pandemia que ha provocado un desfase en el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. El acceso a la conectividad, materiales escolares, servicios básicos, infraestructura, entre otros, han agravado la existente indiferencia hacia la educación en el Perú.

Tras la pandemia, hay un total de 124,533 estudiantes que han dejado de estudiar, de acuerdo al ministerio de Educación.

¿Qué País desarrollado vamos a construir sin una Educación de Calidad en todos los niveles?

Los profesores en el Perú siguen haciendo lo mismo: educación basta en la memorización, bajo desarrollo de competencias del pensamiento crítico, clases centradas en la exposición del profesor.

Según el INEI, Instituto Nacional de Estadística e Informática, 1.3 millones de personas de 15 a más años reportaron no saber leer ni escribir.

Como sabemos, la baja tasa de alfabetización de nuestro país impacta en la baja cultura en todo aspecto: entender lo que se lee, capacidad de razonamiento, falta de valores, formación ciudadana, cultura electoral y un largo etcétera.

El Perú necesita de una Política de Estado.

Una reforma pública orientada a la Educación, en todos los niveles.

Para lograr una educación de calidad, lo primero que debemos hacer es atender el problema desde los profesionales que atienden la educación. Capacitación docente en un programa integral de valores, competencias críticas para una ciudadanía responsable. Pedagogía centrada en la persona, y trabajo desde las tutorías y con los padres de familia. Además de atender la infraestructura de los colegios, laboratorios y centros de familia. El presupuesto de la educación sigue siendo paupérrimo, el sector más importante del país merece ser atendido con urgencia con un presupuesto amplio que habilite en recursos y buenos gestores del aprendizaje, con ayuda del sector privado y consultores capacitados.

Todos los esfuerzos de este Programa que debe venir del Ejecutivo deben concentrarse en generar consciencia acerca del rol tan importante que tiene la educación entre autoridades, padres, comunidades, así como en proporcionar recursos y capacitación, a los Colegios y docentes, más no en uniformizar. Se hace necesario desburocratizar la educación y permitir la real participación de todos los actores involucrados en el proceso, pues solo así, se resolverán los deficientes resultados de la educación en el Perú.

Somos un País diverso en cultura, rico en recursos y deberíamos serlo también rico en talento humano. Acá está el terreno de la oportunidad. En la grandeza humana que se puede desarrollar y potencializar con una verdadera formación humana.

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