SIEMPRE TENEMOS QUE DAR GRACIAS (SEGUNDA PARTE)

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez

En la vida lo primero que debes hacer es felicitarte, sí, felicítate, ¡eres un triunfador! ¿Por qué lo eres? Porque estás vivo, esa ya es una buena razón para sentirse bien y para considerarse un triunfador. Quizá te digas minimizando lo que he dicho, “vivir sin obras, es como vivir sin vida”.

HOY CONOCÍ EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

No hagas eso, no debes aferrarte a cultivar el arte de la auto destrucción, estar vivo es lo mejor que te pudo haber pasado y has hecho más de un millón de actos para eternizarlo en el tiempo, tanto en el vientre de tu madre como fuera de él. Cada día has obrado con nobleza generando actos destinados a tu bienestar, desde llorar hasta aprender a hablar. Has desarrollado el milagro del lenguaje que te permite la comunicación y el entendimiento con los seres que te rodean y me dices que no has hecho nada. ¡Qué humilde que eres! Sí, tenía razón, eres un ser maravilloso que se guarda para sí sus grandes éxitos. Pero hoy no quiero que los guardes o minimices, ¡no!, hoy quiero que los saques a flote, quiero que los sientas a flor de piel y que te digas “soy un triunfador que ha enfrentado mil y un batallas en la vida y que hoy esta aquí, contemplando este sol que amanece detrás de esas blancas montañas de postal”. Eres un triunfador por todo lo que has hecho hasta hoy y puedes alcanzar más.

Podrás decir, “he cometido más errores que aciertos”, buscando cambiar mi forma de pensar, pero no lo haré, no has cometido error imperdonable alguno y nunca has desarrollado una conducta destructiva. Creo en tu pasado, en aquellos cimientos que a diario trabajaste para “ser mejor” y en base a los cuales ahora vamos a hacer milagros.

Quizá me querrás decir que nunca has hecho algo sobresaliente y que me he equivocado de persona, que el triunfador es otro y que eres el más grande los fracasados o de los mediocres y yo me levantaré de mi asiento, te miraré a los ojos y diré, “no necesitas mentir de esa manera, límpiate las lágrimas de los ojos y más bien alégrate, tienes un gran corazón y tienes la voluntad de alcanzar el cielo esta noche”.

Muchos se negarán a aceptar lo que digo porque de seguro sentirán miedo y yo suavemente te diré al oído “no hay nada a qué temer, el mundo es un lugar seguro donde puedes vivir, mira el color del arcoíris, escucha el sonido del viento y siente el aire ingresando a tus pulmones”, ¿el mundo podrá ser agresivo en algunas de esas formas? Y tú me dirás que la agresión parte de otros seres humanos y yo hablaré en voz alta diciendo, “por qué ese afán de escuchar a los confundidos, a los perdidos y aquellos que se han tapado los ojos para no ver la luz; por qué ese afán de creer en las palabras y en los actos necios de los equivocados; la verdadera vida está en tu interior, en tu paz, en el esfuerzo, en tu compromiso y en aquellas palabras de bondad y de amor que iluminaron tu niñez”.

Eres muy especial, quiero que lo sepas, fuiste creado bajo un prototipo único y nadie es igual a ti. Deberías sentirte bien porque eres un modelo único y mira, muchas veces reniegas de tus ojos, de tu cuerpo o de tus emociones. Nadie se equivocó al crearte, te hicieron completo y con una gran misión. ¿Cuál es esa misión? ¿Aún no la has descubierto? Disfrutar la vida y darte a los demás.

Crees infantilmente que te falta mucho para poder ser feliz, yo vengo y te digo, “tienes más de lo que realmente debieras tener para ser feliz y ¿aún así quieres más?”.

Tienes muchas capacidades que aún no has desarrollado, tienes virtudes que duermen el sueño de los justos en tu mente y tienes una vocación inmensa por compartir y no lo haces. Vives día a día comparándote con aquellos seres que te rodean olvidándote de que eres un modelo único y maravilloso. ¿Acaso no sabes que aquel que vive comparándose inevitablemente se encontrará unas veces delante de unos y muchas veces detrás de otros?

 Sí, así como te lo digo, aquel que se compara lo único que logrará con el paso de los años es un gran mar de sentimientos de minusvalía emocional. ¿Tú deseas eso para tu vida?

Cambia tu forma de pensar y de ver el mundo, no vivas disgustado por aquello que no tienes, alégrate por aquello que se te ha dado y por todo lo nuevo que vayas logrando con el paso de los años.

Sé agradecido, contigo y con aquellos que te enseñaron tanto. Agradece haber vivido con un padre prepotente ya que gracias a ese aprendizaje has logrado ser tolerante; agradece que te tocó una madre neurótica que te enseñó a tener paciencia y a saber dialogar aún en las circunstancias más inverosímiles; agradece que te tocaron hermanos egoístas porque gracias a ellos aprendiste el verdadero significado del dar; agradece inmensamente a la vida porque viviste en pobreza ya que gracias a esa experiencia puedes realmente valorar todo aquello que obtienes día a día y porque aprendiste además a administrar de modo eficiente tus recursos.

Agradece a Dios, a la vida, a los seres humanos que te rodearon y agradécete el hecho de haber tenido la escuela emocional que tuviste, y levántate del pantano emocional en el cual te has metido porque pensabas todo lo contrario de lo que te acabo de decir.

Pensabas que por la vida que te tocó vivir eras un fracasado y ya lo ves, gracias a esas experiencias eres un triunfador. Eres libre de soñar y de volar hasta las estrellas, eres único y maravilloso otra vez.

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