DIOS TOMA LA INICIATIVA

Por: Javier Del Río AlbaArzobispo de Arequipa

La semana pasada comenzamos a meditar sobre el mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma. Como veíamos, en su mensaje el Papa nos dice que el primer paso del itinerario cuaresmal que nos conduce a la Pascua consiste en reconocer que, más allá de nuestras buenas intenciones o deseos, en cada uno de nosotros hay todavía algo que nos impide ser del todo libres. En ese contexto, les pedí que cada uno procurase ver durante la semana qué pecado o apego desordenado lo aleja de Dios y del prójimo y lo somete al yugo de su propio yo y sus intereses. Confío en que lo hayan hecho así, pero si todavía alguno no lo ha hecho lo invitaría a hacerlo en esta segunda semana para poder vivir de modo adecuado la Cuaresma que es un tiempo de conversión y de regreso a lo esencial de la vida que es el amor de Dios manifestado en Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra divinización.

Hecho eso, podemos dar el siguiente paso que consiste en tomar conciencia de que, como también nos dice el Papa en su citado mensaje, «es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera». Lo dice haciendo referencia a la acción de Dios a favor del pueblo de Israel. Los israelitas habían abandonado la tierra prometida debido a una sequía, se habían ido a Egipto para asegurarse el alimento y habían terminado esclavizados por el faraón. Según nos dice la Biblia, pasaron así más de cuatro siglos (Ex 12,40). Resulta natural pensar que, después de todo ese tiempo, los israelitas se habían hecho la idea de que lo suyo era ser esclavos y, aunque sufrían mucho y se lamentaban, su vida no tenía otra proyección. Es en esas circunstancias en las que Dios descendió del Cielo y buscó a Moisés para liberar a su pueblo de la esclavitud y llevarlo a la tierra prometida. No lo hizo porque los israelitas se lo pidieron. Descendió por su propia iniciativa. Dice la Escritura: «Dios se fijó en los hijos de Israel y se les apareció» (Ex 2,25). De hecho, no fue la primera vez que Dios tomó la iniciativa. Lo había hecho siglos antes al buscar a Abraham (Gen 12,1), lo ha seguido haciendo a lo largo de la historia, como lo podemos leer en el Antiguo Testamento, y lo ha hecho de modo definitivo en Jesús de Nazaret que, con toda razón, dijo a sus discípulos: «No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido» (Jn 15,16).

He aquí el segundo paso que estamos llamados a dar en esta Cuaresma. Tomar conciencia de que Dios ha tomado la iniciativa de venir a salvarnos de la esclavitud del pecado y llevarnos a la libertad de la vida eterna que comienza en este mundo. Lo ha hecho hace más de dos mil años al hacerse hombre en el seno de la Virgen María, y lo hace una vez más en esta Cuaresma, porque como dice el Papa en el mensaje que estamos comentando: «Dios no se cansa de nosotros». Desde esa certeza, producto también de mi experiencia personal de varias décadas, en esta segunda semana de Cuaresma quisiera invitarlos a acoger a Dios que viene a buscarnos una vez más para llevarnos a la Pascua, fiesta de nuestra liberación; porque como también dice Francisco: «Dios no quiere súbditos, sino hijos». Demos este segundo paso esta semana y la próxima podremos seguir avanzando hacia la libertad.

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