La prudencia en la política

Por: Carlos Meneses

Todos los peruanos debemos colaborar en el empeño de dar tranquilidad al país y asegurar el funcionamiento de las instituciones.

Nadie en el Perú debe pensar en agitar más aguas que no están quietas. Por el contrario, hay que hacer todo lo posible en tranquilizar a una ciudadanía preocupada y que requiere, para reactivar su economía, confianza y tranquilidad, pero cada vez son más frecuentes los afanes de algunos que están empeñados en provocar laberintos y en fomentar desórdenes que alteren la normalidad institucional. Desconociendo que hay factores en juego que intranquilizan con actos delincuenciales la paz de los ciudadanos.

Estamos llegando a un indeseable nivel que trasciende lo institucional y colisiona con el pregonado afán de hacer todos por el Perú lo que sea necesario para devolver confianza en la inversión y seguridad en las calles. Por lo anterior hay que reclamar que se comprenda la situación que confrontamos y que los políticos mediten cada hacer, así como cada decir.

Afortunadamente, no faltan voces a las que queremos sumarnos para que se piense lo que mejor conviene al país y que si queremos superar las dificultades que tenemos a la vista debemos ayudar en una sola dirección.

El dejar trabajar a los fiscales en lo que son sus obligaciones es uno de los objetivos que todos debemos tener como meta; desestabilizar mediante proyectos de ley que a nada bueno conducen no dice bien de quienes los proponen ni tampoco de quienes quieren devolver al país a la senda del desarrollo y de la mejor vida.

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