Arequipa, bate cifras nacionales de suicidios

Según datos del Sinadef la ciudad blanca registra 1 suicidio cada tres días 

Por: Jean Carlo Frisancho

El ultimo 6 de marzo, a las 18:00 horas un hombre condujo un automóvil hasta el puente Chilina.. Estacionó su vehículo a la mitad, descendió y tomó la trágica decisión de arrojarse a la altura de Egasa. Al percatarse del automóvil detenido, los agentes de policía se acercaron, descubriendo la lamentable situación. Este acto fue el primero del año registrado en el puente Chilina, sin embargo la cifra se extiende mucho más.

Comparado con el año pasado, donde se registraron 59 casos en la región, este año ya hay 23 casos en solo 75 días. Esto implica en promedio un suicidio cada 3 días, reflejando un continuo deterioro de la salud mental cada año. No obstante, las autoridades no han hecho nada más que promesas vacías, abandonado a su suerte los pocos establecimientos y programas dedicados al bienestar mental. 

Fuente: Sinadef, consulta de defunciones a nivel nacional

El decano del Colegio de Psicólogos, Julio Cesar Abarca, reconoce la complejidad del problema, atribuyéndole a deficiencias en la prevención y recursos en salud mental. Desde su óptica esencialmente, la región necesita invertir en mejores profesionales y aumentar su presencia en diversas instituciones, como centros de salud y colegios para garantizar la primera atención.

“El acceso a servicios de salud psicológica y mental es complicado, a pesar de mejoras en infraestructura y oportunidades laborales. Persisten barreras significativas que dificultan obtener la atención adecuada debido a la escasez de recursos, el estigma y la falta de conciencia. Esto limita la disponibilidad de tratamientos apropiados para las personas que necesitan apoyo.”

Menciona el decano del colegio de psicólogos de Arequipa y Moquegua 
El puente Chilina no es donde todos suceden, pues el envenenamiento y asfixia es la causa más comunes

Otra razón para Abarca Cordero es la presión social en Arequipa, pues esta es conocida por ser conservadora y una sociedad altamente competitiva, genera una presión extrema, especialmente entre los jóvenes, debido a las elevadas expectativas académicas y profesionales. Además, persiste un rechazo a aceptar los problemas de salud mental, impidiendo que muchas personas busquen ayuda por temor o vergüenza.

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