TODO PASA Y TODO QUEDA EN LA VIDA (primera parte)

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magister en Salud mental del Niño Adolescente y Familia.

La vida desfallece poco a poco en el corazón de aquel ser humano que un día renunció a sus sueños, en la mente de aquella persona que dejó postradas sus aspiraciones creyendo falsamente que era incompetente para lograrlas y en la nostalgia de aquel que un día entregó su vida por otro y que nunca la recuperó.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Nos hemos olvidado de tantas cosas importantes, de vivir en contacto y en equilibrio con la naturaleza; nos hemos olvidado de regalarnos palabras de afecto y cariño cada mañana y de sonreír en nuestro largo caminar por las aceras de la existencia social. Hemos dejado que nuestras capacidades ingresen en una fase de extinción mientras los miedos y temores han ido tomando el control de la existencia.

“El dueño del tiempo” ha pasado contemplando con pena las tristes decisiones que tomamos una y otra vez por destruir nuestras vidas. Nos hemos vuelto seres egoístas, incrédulos, capitalistas y consumistas sin un límite dado y hemos atado a nuestra existencia cadenas de desgracia que día a día van marcado con ausencias los escasos logros de nuestra mirada.

Nuestra visión del mundo se ha visto trastocado por ingratos pensamientos y sin base ni justificación alguna hemos afirmamos casi con absoluta certeza que una gran parte de la población mundial es mala, nefasta y que “no debieron de haber nacido”. Clamamos justicia a los cuatro vientos mientras neciamente lastimamos nuestro cuerpo con dietas incongruentes con el equilibrio nutricional y con la ingesta de sustancias nocivas que nos dan un gusto pasajero a cambio de una muerte lenta y aparentemente sin dolor.

Sin darnos cuenta hemos ido perdiendo la capacidad de observar con deleite los espectáculos del mundo, hemos postergado la capacidad de razonar por la imposición del mercado y hemos llegado a una situación de dolor tal que hasta los actos de guerra y crueldad entre seres humanos los hemos justificado.

Nos estamos regalando un futuro de melancolía, llanto y ostracismo día a día. La vida maravillosa que deberíamos tener para mucho será solo una fantasía, una vana creación de aquella mente que nunca pisó tierra y que se dedicó a proyectar sueños sin base real.

Cada uno de nosotros somos importantes, pero lo ignoramos. Nos generamos constantemente un maltrato inhumano, desdibujamos la vida y nos apuñalamos día a día evocando sucesos pasados que ya han dejado de existir.

Es verdad, todo pasa y todo queda en la vida. Pero pasan los recuerdos nefastos, aquellos que un día generaron dolor y se quedan solo aquellos que nos dieron la oportunidad de creer y de dar.

Ser bondadosos con uno no solo debiera de ser un propósito loable debiera ser una obligación impostergable por cumplir. Recuerda, la paz y la bondad son dos esencias innatas al ser humano. Cada una puede ser desarrollada a diario si le pones empeño y si eres constante en su continua realización.

El mundo te puede vender muchos conceptos nocivos que afecten tu desarrollo personal, lo fundamental en dicho acto comercial no está en que te traten de vender soledad y dolor, está en que tú valores la vida y en que evites creer dichas mentiras.

No seas egoísta contigo, has aprendido a lo largo de todos estos años a valorar todo lo que tienes y ese ya es un triunfo de aquel que nunca se cansó de levantarse luego de cada caída.

Los senderos de la vida están llenos de gente que se ha perdido y que tiene conceptos distorsionados de lo que debería ser la existencia humana. No prestes oídos a las palabras o actos de éstos, solo contémplalos y deséales siempre lo mejor, que encuentren su camino y que pronto te acompañen por la gran avenida del desarrollo personal.

Tú y yo somos seres que creamos vida y que a la vez tenemos la potestad de destruir. Hoy debemos tomar consciencia de lo importante que es construir vida día a día, partiendo de nuestra casa personal y llegando a la casa del mundo social.

No podemos seguir siendo esclavos de las miserias personales, de la mirada del pasado y de las ideas nefastas de lo que somos o de lo que un día seremos. Hay que romper las cadenas emocionales que nos limitan y que nos dicen “tú nunca podrás ser feliz”.

Tú vida ha sido escrita para disfrutarla, no piensen lo contrario. Tú vida está llena de oportunidades para que seas un triunfador. Deja de lado las razones nefastas que inundaron con conceptos de fracaso un día tu vida de felicidad. Eres el milagro más grande del mundo y tienes, aunque te duela reconocerlo, un “maravilloso corazón”. ¡Tienes muchos bienes personales! Tienes la oportunidad de crear un futuro lleno de oportunidades y de gozo, claro, si te comprometes con tomar dicha decisión y en llevar a la práctica los motivos de tu corazón. Siembra esperanzas en tu presente y cosecharás metas y regalos de optimismo cada nuevo amanecer.

Deja en el baúl de tus recuerdos la frase “soy egoísta” y junto a ella abandona tus miedos y temores, tu inseguridad y aquella ingrata “estrechez de corazón”.

Acampa junto a la luz de la paz, escucha su voz tenue ingresando por los oídos a tu mente y luego sueña con un precioso jardín. Luego háblale de bondad a la gente que te rodea y despierta en su sentir la necesidad de pasar una vida llena de bondad. Deja que la luz de tu vida brille e inunde el mundo con sueños, fantasías y una bella realidad.

Hoy has vuelto a nacer y como el Ave Fénix has vuelto para vivir de nuevo tu esplendor. No te quites la oportunidad de continuar por este sendero de rosas rojas y blancas. No debemos permitir que las cadenas de la esclavitud emocional y racional vuelvan a destruir nuestra nueva infancia y juventud. Somos responsables de construir este presente, día a día, con palabras de sabiduría y sentimientos de armonía, unidos unos a otros en un ideal común. Hagámonos fuertes y cultivemos un mundo en donde la violencia, las agresiones y los insultos no existan.

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