ECONOMÍA

Muchos anuncios, pocas realidades e inversiones magras

Por César Gutiérrez

El Montonero


La presencia de José Arista como titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha generado expectativas de cambio, dado su largo trajinar de 32 años en el sector público. Ha transitado por la Sunat, la Municipalidad de Lima, el Banco de la Nación, Viceministerio de Hacienda, presidencia del Gobierno Regional de Amazonas y como Ministro de Agricultura. 

A estas alturas, Arista debe tener una visión integral del manejo del Estado, donde hoy en día una de las carencias más grandes es la inversión privada, que en el 2023 registró una caída de 7.2%. La causa no solo han sido los conflictos sociales y fenómenos climatológicos del primer trimestre, sino la desconfianza en el manejo de un gobierno sin bancada parlamentaria, con designaciones de funcionarios de baja calidad y guerras al interior del Ejecutivo por cuotas de poder. 

Se estila que en cada remoción de gabinete ministerial, que el premier de turno y el capitoste del Ministerio de Energía y Minas (Minem), que es el sector intensivo en inversión anuncien destrabes de proyectos y shock de inversiones; para lo que desempolvan la cartera con miles de millones de dólares prometidos. 

En lugar de conseguir siquiera un aguacero de inversiones tenemos una lluvia de promesas que no se cumplirán. La complejidad de hacer realidad los buenos deseos es el problema. Lamentablemente los que abordan los cargos públicos discursean con solemnidad lo que conocen de oídas, pero sin profundidad. 

En minería, por lo menos en los últimos 13 años no hay una estrategia para doblegar la conflictividad social o para erradicar las actividades ilegales que van in crescendo, por no poder conseguir la formalización. En electricidad por predicar sobre renovables y no tomar decisión alguna, en hidrocarburos por promocionar áreas con información insuficiente y todo el año pasado por dedicarse a dar lotes a Petroperú. 

Se debe empezar por enviar al desván las expectativas de lo inexistente, como lo son los faraónicos gasoductos. Para empezar, el llamado Sistema Integral de Transporte de Gas del Sur (Sitgas), en el que el Estado tendría que poner una contrapartida anual no menor a 450 millones de dólares (MMUS$) durante cinco años aproximadamente, hasta que el ducto ocupe toda su capacidad. 

Tampoco es real la construcción de ducto costero a Mollendo e Ilo, extendiendo el existente hasta Marcona, porque ello implica por lo menos invertir en un ducto paralelo al existente, de 200 Km de longitud, en la zona de selva de la región Cusco, entre las localidades de Malvinas y Chiquintirca. 

Otro tema que debe pasar al olvido es la cacareada petroquímica de fertilizantes en base a gas natural (GN), por tres razones: 1) el mundo apuesta por la petroquímica de insumos verdes, como lo es el amoniaco verde, 2) sin ducto a la costa no hay ninguna posibilidad de la antigualla de la petroquímica derivada del GN, y 3) las reservas probadas de GN del lote 88 (Camisea) ya resultan insuficientes para justificar el transporte hasta la costa para atender a las eléctricas existentes en Mollendo e Ilo. 

Un sinceramiento desde el MEF del escenario descrito servirá para recuperar credibilidad en los agentes económicos y no distraer recursos económicos y capital humano en quimeras. Hay otros proyectos en los que se puede llegar a hacer tangibles las inversiones.

Un primer tema es incentivar la producción de energías renovables (RER). Hay altos rendimientos demostrados en la producción solar y eólica en las regiones de Moquegua e Ica. Pónganse firmes contra los fósiles que se oponen, que hay gran avidez inversora en centrales de generación y plantas productoras de hidrógeno y amoniaco verde. Aquí fácilmente puede contarse con 1000 MMUS$ de inversión.

Un segundo tema. Dado que las utilidades de las empresas del ámbito del Fonafe son devoradas inexorablemente por la voracidad presupuestívora del aparato público, permitan que privados intervengan invirtiendo en la infraestructura necesaria que las 11 distribuidoras regionales no pueden hacer. Serían prestadoras de servicios de las eléctricas estatales. Aquí no hay menos de 200 MMUS$ por invertir.

Finalmente, retomen la conexión de la región Loreto con el Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN), que quedó trunca con la resolución del contrato de la línea de transmisión Moyobamba-Iquitos. Hoy puede plantearse una ruta más viable que sería Aguaytía-Iquitos. Esto permitiría dos cosas: 1) aliviar egresos del Fondo de Inclusión Social Energética (FISE), del cual se toman anualmente 47 MMUS$ para atenuar el costo de la electricidad en sistemas aislados, y 2) se conseguiría una inversión del orden de 1200 MMUS$.

Ministro Arista, revise con sus técnicos estos temas que son los básicos, y también existen varios adicionales. Y tenga la seguridad de que estará apostando por una reactivación económica real.

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