La niña azul, la piedra y la rebelión de Luis Fernando Cueto
Por Gabriela Caballero Delgado
La niña gira sin explicaciones sobre su propio eje. Reduce el lenguaje a un juego sonoro, repitiendo, una y otra vez, las últimas palabras de las frases que escucha. Procesa de manera peculiar toda la información que toma de un entorno en el cual solo hay personas comunes; en tanto ella ve hombres caballo, hombres cerdo, hombres toro, mujeres vaca, niñas abejorros…. Y aunque muchos la califiquen como “tonta” o “desconectada”, es únicamente la niña, con su singularidad azul, quien consigue descubrir la verdadera naturaleza de aquellos que se interrelacionan y luchan por imponerse o sobreviven en el cuento “La niña de la piedra azul”, donde se retrata parte del conflicto armado que desangró a nuestro país las últimas décadas del siglo pasado.
He guardado en mi corazón a esta niña azul, desde que leí “La rebelión” de Luis Fernando Cueto, libro ganador del premio nacional José Watanabe Varas 2022. Su imagen, dolorosamente tierna, juguetea intermitente entre mis libros y tareas diarias; pero, ha sido esta semana en que celebramos el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, cuando ha vuelto a mis pensamientos con mayor fuerza. Ella es la protagonista y narradora testigo que va articulando un relato con base en fotografías familiares, fragmentos de historias y acontecimientos, en que se yuxtaponen las dicotomías: objetividad/subjetividad; pensamiento neurotípico/ pensamiento neurodivergente; a fin de mostrar ante el lector la radiografía de un contexto sociopolítico que nos alcanza y tatúa, violentamente. En clara correspondencia con el personaje egureniano, esta niña es también una creadora, un símbolo de esperanza. Ella representa ese reducto de humanidad que todavía preservamos entre nosotros; y será su ternura e inocencia las cuales acentúen nuestra sensación de desgarramiento, mientras nos dejamos envolver por aquella narración que fluye hábilmente entre realidad y fantasía.
Cada uno de los dieciséis cuentos que conforman “La rebelión” dan cuenta de la destreza del autor en la arquitectura narrativa, así como su dominio del lenguaje. Y, aunque todos ellos desarrollan su propia temática, hay una que converge transversalmente: la preservación de un espacio de sobrevivencia en medio de un contexto violento, deshumanizado e incontenible, que amenaza arrasar con todo.
Más allá del trasfondo histórico o de cualquier desenlace trágico, donde la realidad pareciera aplastar a los personajes, este libro permite un espacio de reflexión sobre las relaciones, tanto sociales como de poder, que se entretejen en nuestras llamadas sociedades modernas. Por qué no pensar que Luis Fernando Cueto eligió el título de su libro para revivir en nosotros, la necesidad de construir una sociedad más justa y empática. Si así pensamos, quizás, únicamente quizás, podamos hallar entre sus páginas, no solo la destreza narrativa del autor, sino, además, el impulso necesario para detener tanta violencia, corrupción e indiferencia, en un país que se desmorona frente a nuestros ojos.