Cronos y el Rolex

Por: Pedro Rodríguez Chirinos – Asociación Rerum novarum.

Los griegos tenían un Dios terrible llamado “Cronos”, el tiempo. El equivalente para los romanos era “Saturno”. Se personificaba como un gigante cruel, que devoraba a sus hijos para evitar que uno de ellos lo destronara.

“Cronos viajaba regularmente de un extremo a otro de Grecia, visitando a sus hermanos titanes y asegurándose de que no conspiraban contra él. Cuando volvía a casa, Rea fingía dar a luz y le entregaba a Cronos el «bebé». En realidad, el bebé era la piedra especial que había envuelto en mantas. Cronos se tragó esta piedra sin dudarlo, sin sospechar siquiera que su esposa lo engañaba. Finalmente, Rea viajó de vuelta a Creta para dar a luz a Zeus y juró que este destruiría algún día a Cronos, continuando la tradición de la violencia hijo-padre.” (Miate, 2024). Al final, Zeus, uno de sus hijos lo destronaría y produciría una nueva era.

Sabemos hoy que el tiempo, no es un Dios, es una magnitud física que nos permite ordenar los sucesos, en un pasado, presente y un después.

Es el tiempo el tirano o el liberador. Angustioso, aunque se niegue, para aquellos que solo tienen la esperanza que no hay nada después de la vida, la muerte es el fin. Pero esperanzador para aquellos que tienen la fe de una vida mejor que esta, la muerte es el principio. Ambos casos, se dan cuenta que el tiempo engulle su hoy y espera devorar el futuro hasta que no quede nada.

Hoy se debate en nuestra realidad local, dos marcas de relojes que entran en juego el Q & Q o el Casio, que son buenos relojes para la campaña y el Rolex para el éxito.

¿Queda mal un Rolex en el triunfo? Si es fruto de tu trabajo honesto, luce. Pero en el momento adecuado y la circunstancia apropiada. En un país donde la tuberculosis, la anemia, y el dengue crecen todos los días, es una falta absoluta de sensibilidad y de empatía. Sin mencionar las injusticias, la impunidad y la violencia que son cada día muestras de un deterioro social.  

Una muestra de esta descomposición son los indicios de un incremento patrimonial no justificado o desbalance patrimonial, de la máxima autoridad del país, son una ola difícil de surfear para la mandataria y si lo logra, sería la impunidad.

Tiene que darse la verdad, la justicia, lo honesto y bueno, en este gobierno. “A este propósito, hay que observar que, si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia.” (JP II, 2024)

Mientras son devoradas por este gobierno y el congreso, la verdad, la justicia, la solidaridad…hasta que por último la libertad. Pero el tiempo pasa y queda poco, para que el hijo no deseado crezca y haga justicia; la democracia y el estado de derecho.

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