Valor de los fondos editoriales universitarios

Por: Rubén Quiroz Ávila

En mundo donde reina el paper, los libros son la fortaleza cultural. De los miles de libros que salen cada año, dominada hegemónicamente por las editoriales transnacionales, los textos producidos por los fondos editoriales universitarios son los que no ceden al embate mercantil o la mera ganancia obsesiva sobre el aporte científico.

Si no existieran estos centros de producción editorial de las universidades, los catálogos existentes estarían reducidos de pensamiento filosófico y científico de alta complejidad. Es que las universidades siguen siendo la zona de creatividad y experimentación por el bien común.Por ello, la mayoría de las propuestas que se convierten en libros de los fondos universitarios provienen de la propia comunidad académica. Generan un círculo virtuoso de ideas escritas que le da independencia y vigor a la edición universitaria. Esos diversos textos, por su extraordinaria singularidad, con ese denuedo y composición específica de su aporte, tienen un espacio lógico y plural en las editoriales académicas.

Además, los fondos editoriales universitarios crean identidad organizacional y generan un evidente prestigio intangible. Son la imagen cultural e identitaria que las entidades educativas proyectan. Hay una pedagogía institucional que se manifiesta en cada catálogo que se inserta en la sociedad. Por ello es un aporte público que va más allá de las operaciones financieras, para ser un enclave de dinámicas intelectuales y de diálogos académicos que hacen bien a la vida democrática del país. Es que sus inventarios suelen ser visiones plurales, abiertas, diversas, cuestionadoras. Los libros que salen de estos fondos editoriales son muestras de la riqueza conceptual y la variedad de posiciones que adoptan las universidades, ampliando de esa manera la visión del mundo, sin estar sometidas a la sobre exigencia comercial o la tiranía del artículo indexado.

Por eso, las universidades que tienen este tipo de estrategias institucionales son las que trascienden. Es que dejan un valioso legado, una huella materializada de su misión, una concreción de los principios con la cual fueron fundados y acrecientan el capital simbólico de la universidad que las contiene y respalda. De ese modo, los libros concuerdan con la naturaleza productora de conocimiento que es intrínseca a la vida universitaria. Son una ofrenda cultural y didáctica que transforma a los lectores posibles. Cualquier universidad que tiene en su ADN fundacional la búsqueda permanente del saber y su respectiva difusión, atesora un fondo editorial.

Es así como los libros producidos por las universidades son una garantía cultural y un acto de responsabilidad social con el país. Es la creación de patrimonio intelectual y su respectivo registro que, en cada libro editado, es un valeroso acto de defensa del conocimiento.

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