Por: Igor Romanchenko – Embajador de Rusia en el Perú

REFLEXIONES

Los días 8-9 de mayo Rusia y el mundo entero celebran el Día de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial. La destrucción del nazismo alemán tuvo un precio exorbitante tanto para el pueblo soviético, que hizo una contribución clave a la victoria común, como para los aliados de la coalición anti-Hitler.

Las pérdidas totales de la población de la URSS ascendieron a unos 26 millones de ciudadanos, y en los países aliados: en Estados Unidos 400,000; Gran Bretaña 370,000; Francia 600,000 personas. China perdió 35 millones durante la larga guerra con Japón. Los nazis destruyeron el patrimonio nacional de naciones enteras: industrias, ciudades, comunicaciones, centros culturales. Sólo en Europa fueron destruidos 38 millones de edificios. Y en la URSS, 25 millones de personas quedaron sin hogar, fueron eliminadas 1,710 ciudades y localidades, más de 70,000 aldeas, etcétera.

Las personas encarceladas en campos de exterminio de concentración, usados para matanzas masivas en cámaras de gas, crematorios y laboratorios para experimentos médicos criminales, fueron sometidas a abusos más crueles por parte de los nazis. En total, 18 millones personas de la Unión Soviética, Yugoslavia, Francia, Países Bajos, Bélgica, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Rumania y otros países pasaron por el sistema de campos de concentración y exterminio; 11 millones de ellos fallecieron.

Hoy vemos cómo en varios países (especialmente en Europa y Ucrania), prácticamente en el marco de la política estatal, se intenta eliminar de la memoria de los pueblos los verdaderos culpables de la guerra, los monstruosos planes de los líderes fascistas para dominar el mundo y establecer un “nuevo orden mundial” fascista, destruyen sin piedad y a sangre fría los monumentos a los soldados soviéticos, crean un verdadero culto a los nazis y sus cómplices tratando de difamar a los verdaderos héroes.

Tales acciones profanan la memoria de innumerables víctimas del fascismo, tienen un impacto negativo en la generación más joven y son completamente incompatibles con las obligaciones de los Estados miembros de la ONU según la Carta de la Organización.

En este sentido, llama la atención la votación de varios países occidentales en diciembre del 2023 en la Asamblea General de la ONU sobre la resolución de la Federación de Rusia “Lucha contra la glorificación del nazismo”, que fue adoptada por la abrumadora mayoría de la comunidad mundial (incluido el Perú).

Sin embargo, los países de la Unión Europea, donde todas las violaciones mencionadas ocurren de manera sistemática, se opusieron a los esfuerzos internacionales en la lucha contra las manifestaciones agresivas de racismo y xenofobia. De particular preocupación son las posiciones de Alemania, Italia y Japón que hacen la vista gorda ante estas tendencias peligrosas, teniendo en cuenta las páginas oscuras de la historia de estos estados en el siglo XX, nos hace pensar hacia dónde se dirige el Occidente “colectivo” y “democrático”.

Es importante que la mayoría absoluta de los miembros de la comunidad mundial comparta los enfoques rusos para contrarrestar la glorificación del nazismo y la discriminación racial, que representan una amenaza directa a los valores de la verdadera democracia y la protección de los derechos humanos, y lanzan un desafío a la seguridad internacional y regional.