LA BIBLIA Y LOS ASPIRANTES AL GOBIERNO

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

La Biblia debe ser leída por todos, en especial por los candidatos a cargos públicos de elección popular, como parte de su preparación para dirigir una localidad, región o el país. Ahí va a encontrar palabras de Cristo a tenerlas en consideración para prevenir desviaciones y adoptar atinadas decisiones. “Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí: el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos”. (La Biblia Latinoamérica, Edición revisada 1995, 108 Edición, Mateo 19 13-15); los niños deben ser prioridad de los gobiernos. “Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Después ven y sígueme”. (Mateo 19 20); entender esta expresión: no entres al gobierno a enriquecerte, los recursos públicos son para los pobres, enriquécelos a ellos.

“Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña. Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados, les dijo: Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo. Y fueron a trabajar”. (Mateo 20 1-4). El mensaje es dar trabajo a los desocupados, pagarles lo justo y oportunamente. “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que de ustedes quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos. Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre”. (Mateo 20 24-28); el buen gobernante no es dictador, no abusa de su autoridad y sirve al pueblo.

“Jesús entró en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas y los puestos de los vendedores de palomas. Les dijo: Está escrito: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”. (Mateo 21 12-13). El mandato es, gobernantes: no conviertan al Estado en cueva de ladrones, es decir, no sean corruptos ni coimeros.

“Los fariseos se movieron para ver juntos el modo de atrapar a Jesús en sus propias palabras. Le enviaron, pues. Discípulos suyos junto con algunos partidarios de Herodes a decirle: Maestro, sabemos que eres honrado y que enseñas con sinceridad el camino de Dios. No te preocupas por quién te escucha, ni te dejas influenciar por nadie. Danos, pues, tu parecer: ¿Está contra la Ley pagar el impuesto al César? ¿Debemos pagarlo o no? Jesús se dio cuenta de sus malas intenciones y les contestó: Hipócritas ¿Por qué me ponen trampas? Muéstrenme la moneda que se les cobra. Y ellos le mostraron un denario. Entonces Jesús preguntó: ¿De quién es esta cara y el nombre que lleva escrito? Contestaron: Del César. Jesús les replicó: Devuelvan, pues, al César las cosas del César, y a Dios lo que corresponde a Dios. Con esta respuesta quedaron muy sorprendidos. Dejaron a Jesús y se marcharon”. (22 15-22). Todo gobernante debe tener Plan de Gobierno, Programa de Gestión Política Institucional y equipos de gestores; los cuales debe mostrarlos transparentemente; responder las interrogantes, sinceras y capciosas, con sabiduría y convicción, sin ambigüedades ni evasivas, y sin cálculo personal.

“Los maestros de la Ley y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés. Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican”. (23 2-3). Desde tiempos inmemoriales tenemos autoridades que no practican lo que predican; no cumplen en el gobierno, lo que prometen en campaña electoral; la izquierda imita a la derecha en hablar de cambio y no hacerlo; la derecha imita a la izquierda, en denunciar las irregularidades del enemigo y blindar al amigo; al pueblo le exigen austeridad, mientras ellos derrochan en frivolidades, viajes y consultorías; mantienen congelado la remuneración mínima vital, pero, ellos se aumentan los sueldos sin control ni restricción. Necesitamos nuevos gobernantes que no imiten a los fariseos, tampoco a la izquierda, menos a la derecha.

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